Fiebre amarilla en el Gobierno

La noticia me cayó como un rayo, pues mi informante que es un yatiri amigo incrustado en las esferas más altas del gobierno de Evo Morales es un hombre serio que no acostumbra beber y utilizó mi número exclusivo sólo para noticias muy urgentes, reservado solamente para casos de muertes repentinas, viajes urgentes del Presidente o ministros, y matrimonios repentinos de altos funcionarios de Estado.

Eran las 3 y 17 minutos y 14 segundos cuando mi teléfono rojo que tiene conexión directa con la Casa Blanca comenzó a timbrar rompiendo mi ligero sueño; pensando en que podría ser el presidente de los Estados Unidos, señor Obama, levanté el auricular y le dije -Hellow Barack, ¿may I help you?- respondiendo del otro lado: “No, Paulino Huanca, no hablas con el presidente Obama, hablas con tu amigo el yatiri Huayruru, y tengo que darte una noticia espantosa y urgente: el presidente Evo Morales, el vicepresidente García Linera y varios ministros, entre ellos el de Economía y Finanzas, Luis Arce Catacora, han sido contagiados de fiebre amarilla y se encuentran gravísimos, a tal grado que se encuentran en cuarentena, habiendo sido aislado el Palacio de Gobierno, la Casa Presidencial y el nuevo domicilio del recién casado García Linera. Eso es todo. Te informaré nuevamente dentro de una hora... Chau, chau, bambino”.

Cogí mi teléfono azul que utilizo para mis conversaciones sentimentales y románticas, haciendo despertar a mi comadre cochabambina que reposaba plácidamente, por lo que se hallaba fastidiada y me dijo por qué la llamaba a tales horas de la madrugada cuando dormía “a pierna suelta”, replicándole tembloroso que había recibido una noticia confidencial gravísima y que precisaba de su consejo y ayuda. Intuyendo mi angustia, ella me manifestó que acudiría a mi casa inmediatamente, utilizando mi motocicleta y que si todo era una treta mía, ya encontraría la manera de sancionarme económicamente, que es la que más me duele.

Mi pariente espiritual se negó a sentarse en mi cama para esperar la llegada de nuestro amigo yatiri Huayruru, como que éste nunca llegó para ampliar su trágica noticia que informaba acerca de una epidemia de fiebre amarilla que había sido contagiada al presidente Evo, al Vice, a varios ministros y también a parlamentarios oficialistas. Por lo que se había ordenado en cuarentena al Palacio de Gobierno e importantes recintos donde duermen y trabajan los hombres del régimen.

Al salir el sol se le iluminó la cabecita de la cholita nacida en Quillacollo y me dijo: “lo que sucede, compadre, es que usted con sus sesenta años de periodista y sus estudios en España no ha aprendido a interpretar a los yatiris, pues Huayruru le habló de una epidemia de fiebre amarilla entre nuestros principales hombres de gobierno al saber que el Ministro de Defensa tuvo que viajar a China para reconocer al chino que vendió al Gobierno una partida de barcazas que deberían haber llegado a Bolivia hace dos años y que nunca llegaron y ahora no sabemos quién es el chino vendedor y dónde están las barcazas.

Por otra parte, compadre, el Presidente ya encargó a China la fabricación y puesta en órbita de un satélite espacial; y acaban de viajar a China setenta profesionales bolivianos para aprender a manejar el satélite cuando llegue. Operación millonaria que cancelarán nuestros nietos, si es que no murieran de hambre o desnutrición. Todos los masistas quieren ir a China. Es esa la epidemia de fiebre amarilla que azota a nuestro país”.