Visita de S.M. la reina Sofía

En la humanidad hay quienes nacen en el ámbito de las causas, otros nacen en el mundo de los afectos y la sensibilidad con el prójimo y los pueblos, donde se incardina este ilustre personaje de la monarquía española, que implementa con vitalidad la cooperación en Bolivia y hace un seguimiento periódico a las obras concertadas para la elevación del nivel de vida de los habitantes y de su entorno cultural.

Cuando nace un espíritu dentro de las causas, nace un precursor del mundo de los afectos y en la reina Sofía se identifica su naturaleza y proclividad por los afectos, por los que, incuestionablemente, no disimula su cariño especial por Bolivia. Estos eslabones de desarrollo de la capacidad intelectiva y afectiva que construye eficientemente la cooperación en innumerables rubros, se amparan en la genuina amistad hispano-boliviana y reflejan las condiciones sine qua non para ejemplo de la civilización universal.

Sin afectar a la soberanía del pensamiento y de la razón, se puede establecer bajo estos términos elevados una consistente alianza con España, con la cual nos unen vínculos indisolubles que ahora es necesario implementarlos con vehemencia, dejando inermes los sentimientos y reminiscencias negativas sobre el tema de la conquista; entendiéndose que la conquista entre los pueblos, en aquella época de acomodación histórica de las potencias y primacías, fue un proceso inevitable a nivel ecuménico.

Si fuimos conquistados y se acuñó la fuerza genuina e incandescente de proclamar la independencia por nosotros mismos, significa situarse en el mismo nivel del conquistador para futuras relaciones pacíficas de integración.

No podemos prescindir de nuestras raíces lingüísticas y consuetudinarias que se legan generación tras generación y cuya percepción razonada produce un trasvase hacia una relación igualitaria, motivando que los pueblos apunten a los ideales del desarrollo y prosperidad colectiva tanto a nivel material como del espíritu.

La reina Sofía, el Gobierno español y el Gobierno boliviano, con el sentimiento de ambos pueblos, propenden a no deshumanizarse en sus raíces, mostrando al mundo la verdadera esencia de cada pueblo que está conectada con la conciencia, el bienestar y la cooperación incondicional mutua.

El autor es abogado corporativo, postgrado en Arbitraje y Conciliación.