Termina un año conflictivo

Estamos en las postrimerías de un año de gobierno muy problemático, ya que hubo conflictos sociales por doquier, además se observó aumento del narcotráfico y corrupción descarada. Los habitantes de la ciudad del Illimani fueron testigos de enfrentamientos y manifestaciones de toda índole, por diversos pedidos. Los servicios públicos de salud, educación y vivienda no han sido planificados. Grupos sociales demandan mejores condiciones de vida, fuentes de empleo, el fin de la desigualdad y la exclusión social y reducir la pobreza.

Si no fuera porque las exportaciones de gas y minerales generan ganancias por sus precios, la miseria campearía en el país. Esta bonanza económica ha ayudado en algo a evitar el aumento de conflictos sociales. Pero la inseguridad ciudadana y la proliferación de la delincuencia preocupan a todos.

El avasallamiento de terrenos y propiedades en litigio es un grave problema, por ejemplo en la zona de Mallasa, donde el Sindicato Agrario alega ser propietario, por una sentencia que salió a su favor, sin que la Policía y las autoridades pertinentes hubieran intervenido eficazmente. Es evidente que en Bolivia hay desigualdad social y si no se la aborda seriamente, habrá más conflictos. La ciudadanía espera que en el próximo año mejoren las condiciones de vida de la gente pobre.

Hasta el momento la gestión económica muestra que las reservas internacionales llegaron a 14.000 millones de dólares, por las exportaciones de gas y minerales. Pero al mismo tiempo la inseguridad jurídica y una corrupción descarada causan el descrédito de los niveles oficiales, lo que a largo plazo tendrá un costo político.

Es preciso considerar que algún día se acabarán los energéticos o habrá una bajada de precios, provocando una crisis económica para la cual debemos estar preparados. La crisis financiera mundial afecta entre otros a la comunidad europea, que está atravesando por depresiones económicas difíciles de controlar. EEUU está luchando por reactivar su mercado y salir de su endeudamiento fiscal. Lo más grave ocurre en China, cuya economía se debilita cada día, al competir con países industrializados, por lo que abarata sus productos.

En Bolivia por la bonanza económica pasajera se entrega bonos de ayuda, que es dinero efectivo, con el objetivo de popularizar la figura del Gobierno, pero anacrónicamente, porque no hay mejora salarial ni buenas condiciones de trabajo, tampoco existe una planificación seria para incentivar la producción agropecuaria y se tarda mucho en la industrialización de los energéticos.

El año acaba y el nivel de vida de los bolivianos no ha mejorado, debido a que se dio prioridad a la acción política represiva. Además aumentaron los cultivos de coca, así como el narcotráfico. El crecimiento de la corrupción es alarmante. La sensatez pide un verdadero cambio de la actual situación política, para que los organismos del Estado se dediquen a un efectivo trabajo, para el desarrollo nacional y que acabe la política de odio, a fin de unir a todos los bolivianos.

El autor es ex Decano de la UMSA.