Cerro Rico de Potosí en riesgo

Coincidiendo con la rebelión de Francisco Pizarro fueron descubiertas las minas de Potosí, el 15 de enero de 1545, por el indio Hualka, natural de Chumbivillkas, de oficio trajinero, en el asiento mineral de Porco. Hualka comunicó su descubrimiento al indio Huanca, natural de Jauja, con el que tuvo un altercado y discusiones, lo que ocasionó que Huanca revelase el secreto de la fortuna a su amo, el capitán Juan de Villarroel, quien tomó posesión del cerro y comenzó a explotarlo con Diego Centeno.

Por este acontecimiento, se empezó a poblar Potosí, ya que la plata que extraían centenares de mineros era fabulosa, por lo que llegaban numerosos españoles, atraídos por la riqueza del cerro. La ciudad colonial se transformó en un gran mercado, dando lugar a que el transporte de personas se realizara a pie o en caballo, mientras el comercio indígena iba en llamas o mulas, originando un trajín constante, por las necesidades de la población aumentada, junto con los trabajadores de las minas.

Entonces, era imprescindible llevar la plata extraída de las minas hasta la ciudad de Lima, cuyos puertos servían para embarcarla hacia España. A la vuelta se traía mercurio, que se usaba para beneficiar la plata. La explotación de este mineral trajo fama a Potosí en todo el mundo, especialmente en España, Inglaterra y Francia, lo que dio lugar a una serie de anécdotas y dichos como “Vale un potosi”. La cantidad de plata extraída era tal, que se decía que era posible construir un puente de plata de Potosí hasta España.

Por esta fama alcanzada se colocó en el escudo boliviano la imagen del Cerro Rico de Potosí, que actualmente ostenta. Han pasado más de cuatro siglos y el Cerro Rico continúa en explotación, por otros minerales como estaño y zinc, por 17 cooperativas mineras, a partir de la cima del cerro y cuyo desplome es inminente, debido a una explotación intensa y sostenida. La Unesco está alarmada, ya que se declaró Patrimonio Cultural de la Humanidad al Cerro Rico de Potosí y pidió al Gobierno boliviano que sean detenidos los trabajos allí.

El Ministerio de Minería y la Corporación Minera de Bolivia se esfuerzan para dar a conocer que se está haciendo lo posible para desplazar a las cooperativas mineras hacia otros puntos de explotación, pero en realidad no hay modo de que esos mineros paren sus trabajos, alegando éstos que perderían sus fuentes de empleo, si no se los reubica en otros lugares donde puedan explotar minerales.

El daño por los trabajos realizados ha provocado la aparición de muchos huecos que deben ser rellenados mediante un sistema hidráulico y se debería prohibir hacer trabajos 4.400 metros hacia arriba. Lamentablemente, el Gobierno tiene compromisos electorales con grupos sociales, como los cooperativistas mineros, al igual que con los dirigentes mineros de la COB, entidad que tiene una directiva afín al oficialismo, lo que anula su independencia sindical, en perjuicio de los trabajadores. Además los estatutos de la COB sólo reconocen al sector minero para ocupar la dirigencia sindical.

Por estos factores, el Gobierno se ve coartado para actuar ante los mineros a fin de que cesen los trabajos en el Cerro Rico. Esperamos que se impongan la sensatez y la comprensión y se evite que se produzca una tragedia, de la cual seríamos testigos los bolivianos, la cual tendría una repercusión negativa para el país.

El autor es Profesor Emérito de la UMSA.