Desde el FARO
Voceros del Gobierno han calificado al foro/debate de candidatos presidenciales auspiciado por la Asociación de Periodistas de La Paz como aburrido, anodino e intrascendente. Así se refirieron a la participación de cuatro candidatos del bloque opositor, a los que dogmáticamente se etiqueta como “neoliberales”. A propósito de esta descalificación y de la cuestionable ausencia del candidato/presidente Evo Morales en esa cita, realizo algunos comentarios y rescato propuestas que la Bolivia democrática debe tomar en cuenta, antes que estos encuentros plurales sean cosa del pasado, exclusividad de las abuelas o privilegio de las organizaciones que piensan igual que el poder dominante.
Coincido con otras opiniones. Más que debate fue un foro que abrió un espacio plural para dar a conocer y contrastar aspectos clave de la oferta programática de los distintos frentes políticos, candidatos y tomar el pulso a las capacidades y debilidades de los candidatos a la hora de comunicarse con la gente y responder a la batería de preguntas focalizadas de los entrevistadores sobre distintos problemas nacionales. El formato adoptado y alguna de las restricciones no dieron pie para un intercambio y diálogo horizontal dinámico entre los candidatos, y de haberlo hecho debió concertarse previamente la modalidad y no improvisar una propuesta de intercambio de preguntas cuando apenas faltaban 20 fugaces minutos televisivos para hacerlo. Valoré el coraje y firmeza con la que Juan del Granado se opuso a esa inoportuna pero atractiva opción para una teleaudiencia adicta hace mucho a la confrontación real o inducida de políticos en los medios. No era momento para demostrar cuál era más machito para lanzarse al ruedo de una democracia reducida a un campo de lucha permanente.
¿Qué el foro fue aburrido y anodino? Un foro no está pensado para entretener ni divertir. La densidad de los temas abordados, los matices de las propuestas y el reto que implica comunicarlos de modo adecuado no deben llevar a su farandulización. Lamentablemente, la exaltación de la política como sinónimo de demagogia y estridencia discursiva confunde este oficio con cuadrilátero, espectáculo circense o seductora propaganda que maquilla realidades.
A tiempo de celebrar el haber recuperado esta tradición de encuentros plurales desde el año 2006, corresponde lamentar la ausencia de Evo Morales y ante todo censurar la no cobertura en vivo de los medios de comunicación del Estado. La presencia de todos los candidatos debiera ser un deber institucional y político, concordante con principios de una democracia plural y sustantiva, no sometido a los cálculos instrumentales del marketing político. En tiempos electorales, los medios de comunicación del Estado en todas sus versiones debieran ser administrados transitoriamente por un Órgano Electoral confiable y la defensoría del Pueblo, dejando en suspenso o debidamente regulada la propaganda de la gestión gubernamental y del candidato Presidente. Todo indica que es necesario institucionalizar estos eventos y perfeccionarlos luego de un largo periodo de “olvido” de las capacidades deliberativas necesarias en democracia.
Finalmente, luego de escuchar con atención a los cuatro líderes de los frentes opositores, sólo queda lamentar que el nuevo sistema electoral haya cerrado el paso a que todo candidato presidencial y vicepresidencial pueda también aspirar a un espacio parlamentario. Eso era posible antes, y fue bien aprovechado por Marcelo Quiroga Santa Cruz, Evo Morales y Peredo y tantos otros cuya presencia dotó de mayor calidad y peso a la actuación del Legislativo, hoy eclipsado por la omnipotencia presidencial.
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