Identidad étnica ¿isomórfica?

German Ponce (2014), especialista en Desarrollo Social del Banco Mundial, en un informe sobre pueblos indígenas explica que los mismos siguen postergados en temas como salud, educación o acceso a los mercados. En Bolivia con 36 naciones indígenas ¿ocurre ello? Evo Morales ante la ONU hace poco exigió el deber de los pueblos para “proteger” a los mismos, refiriéndose a los “derechos culturales”, ¿y lo económico? En el contexto pluricultural y frente a los comicios de octubre se advierte la ausencia de intereses propios de los indígenas en las propuestas de uno u otro bando. ¿Qué sucede?, veamos.

Durante años se advirtió (en ambos bandos) una ideología populista por defenestrar la lucha de clases y la base económica. El temor estriba en que ella demuestra la irrupción de “indios pobres y ricos”; “qaras ricos y pobres”; “cholos ricos y pobres” y esta verdad no coincide con el populismo que alternativamente opta por las identidades culturales con la pretensión de confundir, ¿por esa indiferencia indígena? La respuesta es categórica: se “sustituyó” lo económico por lo cultural.

Álvaro García Linera (candidato a Vice) en su texto “Mestizajes e identidades nacionales” sostiene que el punto de partida de la conciencia de sí de cualquier ser humano es su identidad: con un nombre, una región, una colectividad laboral histórica, etc., la duda (epistemológica) se funda cuando se afirma que ésta es delegada por otros, se exime la lucha de clases, se exagera la cultura toponímica, se devalúa lo económico. De ahí, entonces, que se hable de una “identidad” pletórica de caracteres situacionales (aquí se desvela lo corporativo que tonifica al populismo), en consecuencia, la persona es el sumun de múltiples fidelidades.

Así, la identidad -aprovechada por los campesinos- se percibe bastante anodina, no hay “un norte”. El populismo y los de la otra vereda se subsumen en “escándalos públicos y privados”, en “campanazos” donde algunos se “alinean” al populismo resultado de su “pobre” lectura de lo pluricultural y eximen al “sujeto” fundamental de este contexto: el indígena. ¿Qué sucede con la identidad? Ella por sus cualidades socio regional y económico escinde a indígenas favorecidos culturalmente y campesinos favorecidos económicamente, ¿y la identidad? Se convierte en “isomórfica” (ecléctica). Entonces, el “isomorfismo” se presenta como -optativo- devaluado y subjetivo.

Por ello no es causal que la Coordinadora Nacional de Autonomías Originario Campesinas (Conaioc) esté en constantes vigilias para que se cumpla -en estos comicios- sus derechos consagrados en la CPE, amenazando -al Presidente indígena- con ejercer su “autogobierno”. Otros campesinos -diputado Gallegos, MAS- se permiten “maltratar” y “amenazar” con chicotearles si no votan “linealmente”. O con apropiarse de las tierras de los indígenas que no voten por el partido de gobierno, como lo hacen los adláteres (campesinos) del MAS que “van de casa en casa amedrentando a los pobladores y autoridades indígenas”, como en Tusque, municipio de Coroma en Potosí.

En consecuencia, ¿cuál es la importancia de la identidad? Colapsar lo “económico”, la lucha de clases como verdad científica, metodológica y política que propone alternativas al “capitalismo salvaje”. En conclusión, las “identidades” (isomórficas) son un Perogrullo que busca “confundir” lo función de la economía en un aparente panorama “pluricultural”, de hecho se está desestimando un significativo porcentaje de votantes: los indígenas.

El autor es Director del Centro de Investigación, Servicios Educativos y de Comunicación (Cisec).