Publicidad

    


Caravana de vehículos

Exigieron desarme de grupos afines a Ortega

• La ciudadanía denunció la masacre de niños durante la represión del régimen de Ortega


EL DOLOR Y ALIVIO DE UNA MADRE AL ENCONTRARSE CON SU HIJA SECUESTRADA POR EL GOBIERNO.

Managua.- Centenares de personas a bordo de autos, motos, camionetas y furgonetas marcharon ayer por las calles de Managua para exigir el desarme de los grupos armados irregulares afines al Gobierno que, según opositores, atacan las manifestaciones pacíficas en medio de la actual crisis sociopolítica.

Esta caravana de vehículos, que tiene como lema “Managua no olvida, Nicaragua no se rinde”, es “por el desarme de los escuadrones de la muerte”, explicó a la agencia EFE en una declaración la Articulación de Movimientos Sociales y Organismos de la Sociedad Civil, que convocaron a esa manifestación.

A su paso por barrios populares de Managua, numerosos conductores hicieron sonar sus bocinas, lanzaron proclamas en favor de los estudiantes y manifestantes antigubernamentales, y contra el Gobierno y levantaron los puños en señal de victoria.

PROTESTA

Por su parte, centenares de peatones y pobladores de todos las edades salieron de sus casas con enseñas azules y blancas propias del emblema nacional y con cacerolas para permanecer en los aceras de sus viviendas y dar un caluroso apoyo a la caravana.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y organismos humanitarios nicaragüenses han responsabilizado al Gobierno de Daniel Ortega de graves violaciones a los derechos humanos en el marco de la actual crisis, que deja ya al menos 285 muertos, según organismos humanitarios.

Además, las violaciones incluyen “asesinatos, ejecuciones extrajudiciales, malos tratos, posibles actos de tortura y detenciones arbitrarias cometidos en contra de la población mayoritariamente joven del país”, según la CIDH, lo que ha sido rechazado por el Gobierno de Nicaragua, reflejó la agencia EFE.

DERECHOS HUMANOS

La Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos (Anpdh) denunció en un informe que policías, antimotines, parapolicías, paramilitares y grupos de choque oficialistas “hacen uso de arma de guerra no justificado, con francotiradores, contra ciudadanos que protestan cívica y pacíficamente”.

Ayer se cumplen en Nicaragua 75 días de una crisis sociopolítica, la más sangrienta desde la década de 1980, con Ortega también como presidente, que ha dejado 285 muertos y más de 2.500 heridos, según cifras de la ANPDH.

Las protestas contra Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, comenzaron el 18 de abril por unas fallidas reformas a la seguridad social y se convirtieron en un reclamo que pide la renuncia del mandatario, después de once años en el poder, con acusaciones de abuso y corrupción en su contra.

DRAMA DE MENOR

La Prensa publicó la historia de una bebe que no lloró. No gritó. No habló. Nelson Lorío, su papá, miró cómo se le hundió la mollera. La sangre corría por sus manos. La camisa, el trapo con que lo tapaba, su ropita, todo estaba rojo. Fueron segundos que pasaron rápido y a la vez lentos. Entró a una casa de una señora que no conocía. Ella le lavó su cabecita. Lo último que miró de su niño fueron unos gestos de querer hablar, unas gesticulaciones que cree eran las de: “mamá” o “papá”.

Teyler Leonardo Lorío Navarrete murió el 23 de junio de un disparo a la cabeza. Tenía apenas 14 meses y 16 días de haber nacido. “No tenía color ni partido político, estaba en estado angelical. Jamás se imaginó que le iban a disparar”, dice Nelson Lorío La Prensa, su padre, quien lo llevaba en sus brazos cuando recibió el impacto de parte de “policías y paramilitares” que realizaban “labores de limpieza” en el barrio Américas Uno de Managua.

La muerte del bebé Lorío Navarrete es uno de los últimos asesinatos de niños por parte de la represión orteguista. La Asociación Nicaragüense de Derechos Humanos (ANPDH) reveló que 21 menores, de 18 años o menos, han muerto entre el 18 de abril y el 25 de junio, en los hechos violentos de la crisis política que vive el país.

VÍCTIMA

“Me pusieron una pistola en la boca y me dijeron que hablara”, fue el testimonio de una víctima reflejada por El Nuevo Diario.

A Karina Gabriela Sánchez un hombre le levantó la blusa, la tildaba de “infiltrada” y le exigía información mientras la amenazaba con una pistola. A ella la retuvieron en Nagarote junto a su esposo y otros ocho lugareños.

Este sábado, tras ser liberada de las celdas de Auxilio Judicial, conocida como El Chipote, narró el horror que vivió en manos de quienes el pasado lunes la sacaron con violencia de su casa, pese a que no pertenecía a ninguna organización antigobierno y ni siquiera había participado de las protestas.

Un hombre hizo que me levantara la blusa, diciendo que me iba a ver, pensaba que yo era infiltrada y que andaba en los tranques. Al momento en que me detuvieron me pusieron una pistola en la boca y me dijeron que hablara, si había un policía infiltrado y que dijera quién era. Yo no decía nada, entonces ellos me golpeaban con palos y me decían que me iban a quitar a mi hija”, relató la joven. (Agencias)

 
Revistas
Publicidad
Portada de HOY

JPG (767 Kb)      |       PDF (407 Kb)


Publicidad
Editorial

Opinión

¿La premeditación como atenuante en la justicia?

[Raúl Pino-Ichazo]

Democracia perfectible

[Severo Cruz]

Bolivia y su distanciamiento con el libro

[Augusto Vera]

La universidad debe hacer política

[Remy Solares]

Vucetich y el sistema dactiloscópico

[Luis Enrique Jara]

Consumir inteligente


Sociales

Fútbol y solidaridad en residencia argentina

Asociación de Damas Argentinas.


Portada Deportes

JPG (559 Kb)      |      


Caricatura

Cotizaciones
1 Dólar:6.96 Bs.
1 Euro:8.01 Bs.
1 UFV:2.26925 Bs.

Impunidad
Publicidad