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Crisis humanitaria en Yemen

ONU acusó a rebeldes de impedir dar alimentos



YEMEN ENFRENTA CRISIS DE SANIDAD, SOCIAL Y ECONÓMICA.

Ginebra.- Millones de yemeníes pueden verse afectados si el Programa Mundial de Alimentos (PMA), el mayor brazo humanitario de la ONU, suspende la entrega de alimentos, una medida que tomará si los rebeldes hutíes siguen obstaculizando su trabajo y amenazando su independencia.

La única excepción que hará el PMA si esta situación no cambia será en el caso de las actividades nutricionales que benefician directamente a niños y mujeres desnutridos, declaró su portavoz en Ginebra, Herve Verhoosel.

"Nuestro mayor problema no viene de las armas, sino de la obstrucción y de la falta de cooperación de algunos líderes hutíes en área que están bajo su control", explicó.

El acceso de los trabajadores humanitarios a la gente que está sufriendo hambre en el Yemen se ha obstaculizado, al igual que el paso de los convoyes que transportan los alimentos, mientras que en ciertas localidades las autoridades al mando han interferido en la distribución de la comida.

Además, el organismo de la ONU denunció que el proceso de selección independiente de beneficiarios está amenazado y que no han recibido autorización para poner en marcha un sistema de registro biométrico, que le permitiría identificar y dirigirse a la gente que más hambre padece.

El acceso del PMA a la población ha puesto en evidencia desacuerdos dentro de las filas de los hutíes, pues mientras algunos líderes han demostrado su voluntad para que el organismo pueda trabajar de acuerdo a sus propias reglas, hay otros líderes que se oponen a ello.

Asimismo, el objetivo del PMA es alimentar a 12 millones de personas en situación muy vulnerable -casi la mitad de la población del país- en una operación que cuesta 175 millones de dólares mensuales.

"Si no se nos da acceso y libertad para decidir quién recibe la asistencia vital, entonces tendremos que tomar la difícil decisión de suspender nuestras operaciones en áreas controladas por los hutíes", advirtió Verhoosel.

El organismo, sin embargo, tiene esperanzas "de que el sentido común prevalezca y la suspensión no se concrete", lo que dependerá en última instancia de los líderes rebeldes, que desde hace cuatro años están en guerra contra una coalición militar encabezada por Arabia Saudí.

En tanto, el reino petrolero respalda al Gobierno que fue expulsado de la capital por los hutíes y que es el que reconoce la comunidad internacional. (EFE)

 
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