Comienza la primavera

Súbitamente atacado por intensos dolores reumáticos, me hallaba postrado en cama cuando llegó a mi santo hogar la joven cholita y periodista, vestida con unas polleras blancas y una blusa del mismo color, adornada con flores de colores.

Condolida al verme en tal estado, se apresuró a masajear mis “ttusus” (léase pantorrillas) y el resto de mis piernas con unas pomadas de fabricación secreta que nos regaló nuestro amigo el yatiri Huayruru.

Al oír que yo lanzaba gritos lastimeros, la curandera me pidió que yo dejara de chillar y que soportase el dolor como “varón - macho - masculino”, título que siempre proclamé ante la cholita.

Pasadas dos horas de martirio, la cholita periodista recién me comunicó la noticia de que hoy es la fiesta de la primavera, día recomendable para los románticos, como es ella y también para los reumáticos como este columnista.

Cuando fuimos hasta mi escritorio, la cochabambina se sorprendió al ver un gran ramillete de flores delante de una fotografía que le habían sacado en Quillacollo y en la cual ella aparece bailando con toda la gracia y la picardía que le dio la Virgen de Urkupiña.

Al recibir ese mi obsequio por el Día de la Primavera, mi comadre Macacha se emocionó y me dio un casto beso en la frente; pero como yo sé que la gente no vive sólo de amor y también aprecia algún obsequio de tipo material, puse en sus manos unos dolarcitos, explicándole que correspondían a los intereses del pasado mes de mayo por los préstamos que generosamente me concedió.

Cuando la inteligente periodista me preguntó dónde pasaríamos estos días dedicados a los enamorados, le dije que deberíamos viajar a Santa Cruz, donde ya se abrió la Expocruz y también porque Santa Cruz es la tierra del amor, según nos describe en sus libros mi colega y amigo don Manfredo Kempff Suárez.

Sin embargo, la inteligente periodista hizo funcionar rápidamente su cacumen y me recordó que nos hallamos en plena época electoral y -como periodistas- debemos registrar y analizar los comportamientos de todos los candidatos porque -según ella- veremos cosas muy sabrosas, y hasta disparatadas por parte del oficialismo que se ha propuesto la perpetuidad del presidente Evo Morales, siempre que nuestros cuerpecitos aguanten; invité a mi comadre a almorzar al restaurante de gran alcurnia cholera y de cuatro tenedores llamado “Manka Siñani”, pagando ella la cuenta porque tenía entre los pliegues de sus polleras los dolarcitos que le había entregado.

Cuando ella me hizo notar que había pagado nuestra cuenta, yo le dije que me parecía muy bien porque “mujer que no te da plata trae mala suerte”.