¿Pan comido?

El Movimiento al Socialismo (MAS) ha jugado sus cartas conforme estaba previsto y cree que deja el referéndum “atado y bien atado”, o como ha dicho S.E., que la consulta será “pan comido”, es decir de mero trámite. Se podría suponer que es así, porque al MAS no le costó nada satisfacer los antojos, casi de preñez, que tiene S.E. por continuar en la presidencia del Estado, pero nunca se sabe. El Órgano Electoral, con algún discursito de dudosa imparcialidad, dio vía libre a todo lo que deseaba el Gobierno, y ni qué decir del Tribunal Constitucional que es esclavizadamente sumiso a los dictados del poder. En esas circunstancias a la Asamblea no le correspondió otra cosa que esperar que pasaran las horas mientras los parlamentarios opositores se desgañitaban. Luego, a las 5 de la mañana, fue cosa de levantar la mano: “más de dos tercios, señor Presidente”.

Seguramente que sin dormir, el presidente en ejercicio José Alberto Gonzáles, más conocido como “Gringo”, promulgó la ley de convocatoria en el Palacio. ¿Por qué estaría de viaje también el Vicepresidente en esta oportunidad? Sabemos que fue a Lima para dictar una conferencia magistral, pero como los masistas son llenos de trampas y tretas uno no sabe qué pensar. “Gringo” Gonzáles ha tenido una carrera política meteórica, que ha dejado pasmados y tirados en la cuneta a muchos de los originarios forjados en los bloqueos de la coca, del agua, y del gas, pero en un acontecimiento tan importante no se entiende cómo, ninguno de los dos interesados en el tema, S.E. y el Vice, estuvieran de viaje. No queda sino pensar que justamente por eso, porque son los verdaderamente interesados, tuvieron la genial idea de dejar al “Gringo” para que promulgue la ley. Así demostraron loable desinterés.

El caso es que el referéndum está en marcha. Y que si el 21 de febrero el MAS no gana, si el asunto no es “pan comido”, S.E. tendrá que terminar su período sin tantos halagos y mimos -aprendiendo de las primeras traiciones dolorosas- y deberá pensar un poquito más en serio en eso de irse a poner su chiringuito en el Chapare para vender picantes, chicharrones y surubí frito. Claro que la tentación de volver a bloquearle los caminos carreteros al nuevo gobierno va a ser insoportable, porque sería renunciar a sus orígenes, a lo que mejor sabe hacer. ¿Podrá un personaje criado en el caos volverse prudente? Su espíritu no está en la moderación sino en el alboroto. Basta con oír las clases de historia y de política que se ha mandado hace pocos días en Alemania para que nos demos cuenta de que S.E. no tiene remedio.

Así que la mesa está servida para los que quieren la eternización de S.E. en el poder o para quienes quieren ver una cara nueva pero que no sea la de García Linera. Si en la consulta se impone el “NO”, no significa que el MAS se vaya del gobierno, eso lo sabemos. El MAS puede volver a ganar en las elecciones del 2019, pero sin S.E. a la cabeza, que se ha vuelto adicto absoluto a los honores. Ahí es donde veremos de qué liderazgos se ufana haber sembrado S.E. ¿Indígenas?: sólo Choquehuanca, Achacollo (bastante desacreditada), Surco (el que nos amenazó con tomar Santa Cruz) o Rojas (aquel senador que hacía degollar perros). ¿Cholos?: seguramente que uno o dos de su Gabinete. Nadie de peso suficiente a quien temer. La oposición tendrá que mostrar sus cartas también. Los masistas preguntan: “¿y quién?”. Aunque es bueno y positivo reconocer que no se ve un liderazgo que ronque fuerte, que desafíe al Gobierno, que provoque emociones, que no le tema a S. E., en cuatro años que quedan por delante habrá un peso pesado.

Mientras tanto hay que estar con el ojo encima del sistema biométrico que nos hace sudar, del padrón electoral que crece desmesuradamente, de los actos proselitistas disfrazados de “gestión”, del uso de vehículos, aviones y recaudaciones. Y a propósito de recaudaciones, es desvergonzado que a los empleados públicos se les recorte el 10% de sus haberes para el MAS. Eso está prohibido por ley, por insensato y abusivo. Claro que son los del Tribunal Supremo Electoral quienes deben frenar ese atropello, así que a llorar a otra parte. Todo esto, sumado al fraude que nadie sabe de dónde puede venir, es lo que seguramente le hace decir a S.E. que el referéndum es “pan comido”.

De momento ya nos ha alegrado S.E. a los cruceños ofreciéndonos un tren alemán que costará entre 700 y 800 millones de dólares. Es tan clara la intención del tren que los técnicos germanos llegarán a Santa Cruz en enero próximo, es decir “antecitos” del referéndum. S.E. debería, antes que el tren alemán, cumplir con Mutún, Puerto Busch, Rositas, y un largo rosario de ofrecimientos septembrinos de larga data.