Carnaval en el sambódromo

Desfile sobre cultura brasileña abre gran espectáculo en Río


Río de Janeiro.- Una presentación sobre la cultura brasileña de Paraíso de Tuiuti abrió ayer la primera noche de desfiles de las escuelas de samba del Grupo Especial de Río de Janeiro, el considerado mayor espectáculo del mundo al aire libre y la principal atracción del carnaval carioca.

Tuiuti, la campeona el año pasado del Grupo de Acceso, la segunda división de las escuelas de samba, tomó el Sambódromo de Río de Janeiro con sus 3.100 integrantes, todos cuidadosamente disfrazados, y una orquesta de percusión de más de un centenar de músicos.

Su entrada al Sambódromo fue precedida por un espectáculo de fuegos de artificio, cuyo estruendo en nada fue comparable al de la propia batería (orquesta) recorriendo los 700 metros de la pista del templo de la samba para el delirio de los 72.500 asistentes en los graderíos.

Tuiuti, con un samba interpretado por Wantuir y compuesto especialmente para la ocasión por Carlinhos Chirrinha y Rafael Bernini, dividió su desfile en 34 alas (grupos de bailarines), cada una con su disfraz específico, y llevó al Sambódromo seis gigantescas carrozas alegóricas para alabar la cultura brasileña, desde la pintura y la literatura, pero principalmente la música.

En un desfile titulado “Caleidoscópio Tropifágico”, la escuela procedente de la segunda división mostró en su desfile cómo la cultura brasileña se apropia de la que viene de afuera para adaptarla y convertirla en algo típicamente nacional, como lo anunció en 1920 el modernista Oswald de Andrade en su “Manifiesto Antropofágico”,

En las carrozas alegóricas y en las alas de Tiuiti se repitieron las referencias a los artistas modernistas brasileños, especialmente a la pintora Tarsila do Amaral y su famosa obra “Abaporu”, hoy una de las más valiosas de la colección del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba).

Pero las principales referencias del desfile fueron al Tropicalismo, el movimiento musical liderado por los cantautores Caetano Veloso y Gilberto Gil en la década de 1960 que entona una defensa de la cultura brasileña contra el avance de las culturas extranjeras.

En el desfile no faltaron las críticas veladas a la invasión de modismos extranjeros y a la globalización, que fueron muy bien explotadas en algunos de los disfraces.

La segunda de las seis escuelas en desfilar es la Grande Río, que pretende llevar al Sambódromo un homenaje a Bahía, el estado brasileño en que más se afincó la cultura africana, mediante la exaltación de Ivete Sangalo, una de las cantantes más populares del país.

También están previstos los desfiles de Imperatriz Lepoldinense, con una escenificación en la que defenderá la preservación ambiental y cultural de la Amazonia; y Unidos de Vila Isabel, que abordará la influencia de los negros en la música de América Latina y el Caribe.

En los dos días de desfiles pasarán por el Sambódromo cerca de 60.000 sambistas, 3.500 percusionistas y unas 70 carrozas alegóricas para un público superior de 200.000 personas, incluyendo los invitados especiales en los balcones. (EFE)

 
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