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Historia de una asfixia

II

La independencia editorial es nuestra carta de presentación y su valor es reconocido por la sociedad que nos elige por esa cualidad. Este principio ha permitido a los lectores de EL DIARIO la aproximación a noticias y opiniones diversas, pero también provocó incomodidad entre los gobiernos de las últimas décadas.

“Independientes, absolutamente independientes, no tenemos fines políticos sino sociales. No aspiramos a otra cosa que a sostener con imparcialidad los verdaderos intereses nacionales”, escribió el primer director y fundador, Dr. José Carrasco Torrico, en un editorial publicado en el año 1904. El principio se mantiene firme desde hace 115 años.

El artículo 13 de la Declaración de Principios sobre Libertad de Expresión, adoptada por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en el año 2000, describe las diversas formas en que el poder del Estado puede emplearse para presionar a los medios y vulnerar el derecho a informar con independencia.

El parágrafo segundo del artículo 106 de la Constitución Política del Estado (CPE) garantiza el derecho a la libertad de expresión, de opinión y de información, y el derecho a emitir libremente las ideas por cualquier medio de difusión, sin censura previa.

La Carta Magna y la adhesión del Estado a las convenciones internacionales en materia de derechos humanos y libertad de expresión quedan violentadas cuando la administración tributaria aplica el estigma de deudor al Decano de la Prensa Nacional y al mismo tiempo emplea muchos recursos para desconocer y desvirtuar los pagos realizados, en efectivo y en especie, en los últimos 19 años. El fondo del problema es la asfixia dirigida a silenciar la independencia periodística de un medio.

En la historia del periódico centenario están escritos varios episodios de censura, persecución y presiones, pero su conducta de fidelidad con el lector se impone y mantiene con firmeza el principio de “difundir la idea, de buscar la verdad”, de luchar por ella y contra la injusticia (Editorial de 1904).

Hoy agradecemos la solidaridad de nuestros lectores que confían en la seriedad, el equilibrio informativo y la apertura de las páginas a todas las iniciativas privadas, al desarrollo social y a las actividades que conciernen a todos los integrantes de las familias bolivianas y los deportes.

 
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