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Pandemia, corrupción y política

Saúl Bascopé Revuelta

Según la historia, aproximadamente cada cien años la humanidad sufre pandemias que la naturaleza nos impone como un recurso de defensa.

La pandemia del coronavirus que afecta al mundo entero se inició en Wuhan, Hubei China, el 1 de diciembre de 2019 y avanzó rápidamente a nivel mundial con millones de contagiados y también de fallecidos. Esta pandemia fue aprovechada por muchos gobiernos para realizar actos de corrupción en muchos aspectos, como en adquisición de medicamentos, insumos, instrumentales y otros.

En Bolivia el Covid19 apareció el 10 de marzo del 2020 en varios departamentos y rápidamente se generalizó en el país, en ciudades, provincias e incluso en el campo, avanzando aceleradamente, infectando y matando a miles de bolivianos.

El gobierno transitorio hasta marzo, con cuatro meses de ejercicio gubernamental, ya enfrentaba varios casos de corrupción o depravación moral en contra de los intereses del Estado boliviano, todos en curso de investigación, con algunos aprehendidos y otros que se dieron a la fuga, como es el caso del escándalo de corrupción en plena pandemia, constituyéndose en delito penal agravado, porque no se pueden aprovechar de la salud y la vida de las personas.

Seguramente los autores intelectuales y materiales se dieron a la fuga y un tonto útil, por ser cabeza de sector, detenido, amerita una exhaustiva investigación. Es lamentable que los casos de corrupción sobrepasen la docena en seis meses de gobierno transitorio, tratando de emular los casos de corrupción del anterior gobierno, que seguramente sobrepasan las dos docenas, siendo uno de los últimos el fraude electoral de noviembre de 2019, denunciado por la OEA. Todos estos actos corruptos también tienen que ser auditados, investigados y sancionar a los autores materiales e intelectuales.

Para evitar más contagios del coronavirus se entró en cuarentena rígida el 22 de marzo del año en curso, hasta el 1 de junio, encontrándonos al presente en cuarentena flexible, o sea en plena subida del pico de la pandemia, donde nuestro endeble sistema de salud llegará a colapsar inevitablemente, ya que es imprevisible lo que suceda, porque la gente que no respete la bioseguridad de su persona se infecta y posiblemente muera por Covid19, o pueden llegar a morir por desnutrición u otras enfermedades. Y a este panorama sombrío se añaden las denuncias de corrupción, esto es inaudito e inaceptable, lamentablemente nuestra legislación no contempla la pena de muerte, ni la cadena perpetua para estos delitos.

Analizando otro caso de corrupción, vemos la decepción de una gran mayoría de los bolivianos que logró el cese del anterior gobierno. Y es que la Presidenta transitoria tenía como único mandato el de convocar a elecciones libres y transparentes y no debía olvidar que tenía el apoyo de una gran mayoría del pueblo boliviano, de las FFAA, de la Policía Boliviana, de la Iglesia, del Conade, de periodistas, de los sectores de profesionales y de organizaciones sociales y empresariales, entre muchas otras, que ahora se encuentran decepcionados porque lamentablemente los nuevos funcionarios públicos designados en su gestión y otros que se quedaron del anterior gobierno, han cometido actos de corrupción que son de conocimiento público, erosionando los cimientos mismos del gobierno transitorio.

Otra cosa es la prórroga como gobernante transitoria, esto le debe agradecer únicamente a la pandemia del Covid19 y, por otro lado, se debió efectuar una nueva Convocatoria a elecciones generales y sub nacionales, tomando en cuenta y respaldado por un informe médico técnico científico sobre los estragos de la pandemia en un futuro próximo. También se debía analizar la posible muerte de candidatos titulares y suplentes de último momento, ya que no se puede elegir a fallecidos, no se olvide que la política es el arte y la ciencia de gobernar, pero con actividades acertadas de los que gobiernan o aspiran a gobernar, sobre los asuntos que afectan a la sociedad de un Estado o un país.

Pero, lastimosamente, tergiversando ese mandato transitorio, se hizo con el MAS un contubernio plagado de corrupción, al haberse violado en forma flagrante el Art. 122 de la CPE, pisoteando la Carta Magna y permitiendo una auto prórroga anticonstitucional del mandato fenecido de los miembros de la Asamblea Legislativa, con la complicidad corrupta de los miembros del TCP y de otros, a quienes tarde o temprano se les aplicará la última parte del Art. 123 y el Art. 112 de la CPE, porque estos actos afectan también a los intereses económicos del Estado y de los bolivianos en su conjunto, además de que todos esos actores sean sancionados penalmente.

El dinero no es todo en la vida, dónde quedaron los valores morales, la ética, los gobernantes con madurez y experiencia tienen que tener la satisfacción del servicio a su pueblo, al cual se deben, sin discriminación alguna, escuchando a todos los sectores del quehacer nacional y eso conduce a la generación de empleos, mejorando la economía, así como el engrandecimiento de la Patria, creación de nuevas empresas, proyectos y así se logrará también el desarrollo en todos los rincones patrios. Todo ello lógicamente repercute en el fortalecimiento de la Democracia y por ende en la disminución de delitos penales y actos de corrupción, vandalismo, tráfico de sustancias controladas y otros, con solo respetar los derechos de los gobernados y que ellos cumplan la Ley. Por eso se debe gobernar con transparencia, en beneficio exclusivo de todos los bolivianos, porque gobernar es la política de servicio al pueblo y para el pueblo, todo lo demás es intrascendente.

Los actos de quienes usurpen funciones son nulos de pleno derecho, los asambleístas han fenecido en sus mandatos y sus actos nacen muertos y no pueden generar consecuencias jurídicas, como es la espuria Ley 160/ 2019-2020. Lo único que les queda a todos estos señores, moros y cristianos, por dignidad es renunciar y/o en su caso el gobierno transitorio tiene su última oportunidad y es proceder al cierre definitivo de la fenecida Asamblea Legislativa, sin mostrar debilidad o miedo, ya que por la pandemia del Covid19 es casi seguro que las elecciones serán nuevamente pospuestas, porque primero está la salud y la vida de los bolivianos, antes que los intereses político-partidarios.

 
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