Pérdida moral e inopia política

En medio de la inmensa algarabía ciudadana, por la huida de Evo, “delincuente confeso” (sus mismas palabras), sorprende de repente el nombramiento y posesión de la Sra. Jeanine Áñez como presidente del Estado, nadie la conocía, cuyo discurso inicial hace visible su valentía, que vaticina ser una excelente conductora. Al pasar los días y eventos políticos, la ciudadanía contrariada observa que Áñez se apodera de la lucha revolucionaria que buscaba la proscripción del masismo terrorista y criminal, fuera del mapa político.

Encima se le nota ser funcional al MAS, con un gabinete asfixiado por sus militantes, no determinó expulsar a la jauría congresal, a autoridades políticas camufladas, punta de lanza del sabotaje y desorden contra el gobierno. Así nace la cadena de errores políticos administrativos, uno tras otro. Y sin ningún empeño de análisis de situación, decide entrar en competencia electoral como candidata, queriendo jugar a la ruleta del juego político, poder y el partidismo político nada compatibles, lo que es un chasco. Olvida ser Gobierno de Transición, gran “metida de pata” que pone en riesgo la Democracia, restándole autoridad, respeto y responsabilidad. En esta situación el apoyo del pueblo baja notablemente, agravando la crisis política económica y social del país.

La devastadora pandemia del Covid 19 fue el golpe de gracia, denuda las enormes falencias, debilidad, ineficiencia, confusión, falta de coordinación, cohecho, falta de transparencia. Con poco arte de gobernar, nombra como presidente del TSE a una persona con muchísima experiencia y “valentía”, un cid campeador, nada temeroso y pusilánime, no sanciona el Gran Fraude, no exige el monto de dinero invertido, olvida la independencia de poder del TSE, consultando sus decisiones a los chamanes del Congreso.

Mientras el MAS se reestructura y fortalece, obedeciendo instrucciones de Evo, soñando su retorno para que dirija el crimen y terrorismo, cometiendo en plena pandemia atentados de lesa humanidad y genocidio, la respuesta del gobierno es tibia y complaciente, nada adecuada.

Los resultados de las últimas encuestas sacuden las entrañas del partido político de la Sra. Áñez, un bajón terrible creando conflicto político de alta intensidad y de confusiones, mas su fracaso electoral obliga a renunciar su candidatura, desde luego tan inoportuna, error que le pasa su factura echando a perder su ambición de poder y avaricia.

Tan relativo, con decir que masistas llevan la delantera, dominan el Congreso solo para sabotear, (“Bolivia es uno de los últimos países de América, no porque hay hambre y muerte, sino porque nos ahogamos en la ignorancia”), ejemplo de ello es la extrema ignorancia masista, campeones del engaño, mentira, hipocresía y demagogia. La desesperación de sus candidatos es tan grande, que fabrican propuestas que no las cumplirán, la amnesia crónica borró de la mente los 14 años de infamia, responden a la Declaración de Orinoca.

“Si no ganamos, respetaremos el voto salga quien salga”, aunque ruegan que sea Mesa, no crearán conflictos ni enfrentamientos, y para respaldar estas afirmaciones, narco chapareños se arman, cambiando cocaína por armas, esto nos avisa que estamos cerca de alguna confrontación armada.

Durante 14 años se sirvieron de los campesinos, víctimas propiciatorias de las prebendas, mentiras y engaños, los conformaron con algunas obras sin importancia, en nada progresaron. El bendito “crecimiento del país” fue un engaño (se trata del valor de los bienes y servicios) si lo comparamos con algún país vecino. En la senda del desarrollo y progreso no dimos ni un paso adelante, solo se siente la pobreza y mediocridad de una sociedad que está en relación directa con su cultura, moralidad, educación y potencia económica. Nuestra ceguera es tan ruin que no vemos nuestro derrumbe moral y espiritual.

Alcides Arguedas, autor de “Pueblo Enfermo”, decía “Pesa sobre nosotros la tiranía de nuestros vicios; la cadena de nuestros errores; el yugo de nuestros prejuicios”, somos genuino producto del pasado histórico, estéril y sin grandeza. Es el destino que puso a la Sra. Áñez para regalarnos esta encrucijada. Nos perdimos en la egolatría y mezquindad de los políticos mediocres, que se imponen por sus bajezas y audacia, fingen desdén por el poder, no saben qué hacer con el bosque de la ignorancia y volvió la dejadez, conformismo y abulia, ahora sumidos en la indiferencia y apatía, un pueblo que no aprecia el verdadero sentimiento de pertenencia.