Los desafíos metodológicos en la educación virtual

Internet revoluciona el proceso de aprendizaje y cambia las formas de enseñanza. ¿Los cursos dictados a través de la red potencializan la relación maestro-estudiante?

La virtualidad está tomando un lugar predominante en nuestra sociedad, está consumiendo una gran cantidad de recursos, y está llevando a los seres humanos a un proceso de globalización social, más allá de lo que alguna vez se había previsto.

En muchos países predomina la modernidad, sin desconocer que hay todavía sociedades que conviven con culturas pre-modernas. Pero la virtualidad es parte de la vida, está en tareas diarias, en el hogar, en medicina, negocios, educación. Esto se convierte tanto en oportunidad como en un desafío para hacer de la tecnología no solo un bien de consumo, sino una herramienta para ser mejores personas y tener mejores comunidades.

La educación desde lo virtual está generando más y mejores oportunidades de acceso al conocimiento. Idealmente con la tecnología no tendría que haber límites para desarrollar los procesos formativos, y ampliar oportunidades laborales. Sin embargo, se pierde la esencia de nuestra sociedad, el hombre (la mujer) es un ser social y no un simple individuo. Y la escuela es una institución de socialización, que imparte conocimientos y donde se trabaja la parte emocional del estudiante.

Pero, al mismo tiempo, es importante cuidar que la virtualización no socave las condiciones socio-culturales que nos hacen personas de carne y hueso, con capacidades sensoriales, emocionales y simbólicas que ponemos a disposición de la construcción social y cuyo soporte es la comunicación interpersonal cotidiana real, no precisamente virtual. Nuestras poblaciones sin acceso a Internet están quedando relegadas ante la sociedad tecnológica. Las habilidades de comunicación, de resolución de conflictos, la importancia de encarar proyectos cooperativos y colaborativos pueden estar en peligro si el contacto directo está siendo sustituido por el contacto a través de un monitor o un dispositivo inteligente.

Con el auge de Internet y el desarrollo de tecnología multimedial se ha resuelto problemas de la educación a distancia tradicional, en la que es difícil llevar adelante tareas de aprendizaje colaborativo. Con el crecimiento de las comunicaciones también aumentaron las necesidades de desarrollar nuevas capacidades y competencias, sin tener que asistir al salón de clases. Como respuesta nacen nuevas opciones de formación desde lo virtual, como e-learning, m-learning, los MOOCS, todas basadas en las TICs como herramienta.

En fin, la formación virtual con sus modalidades surge como respuesta a las necesidades de un mundo cambiante, con alto grado de conectividad, y necesidades de aprendizaje continuo. Los estudiantes tienen nuevas formas de aprender y comunicarse, pero el reto de permanecer conectado más allá de la tecnología se ha vuelto importante.

El desarrollo de la virtualidad ha sido ampliamente sustentado por las plataformas de aprendizaje, que se orientan a facilitar la experiencia del usuario. En este contexto, se apoyó tanto el aprendizaje individual como el colaborativo. Apoyar al aprendizaje colaborativo se hace relevante, ya que las actividades donde más de una persona interviene requieren de herramientas que estimulen la interacción. A la virtualidad se recurre cada vez más, pero hay aún elementos que hacen que no funcione en cada contexto. Este es el caso donde hay dificultades en el acceso y en la cultura de su uso. En Bolivia es limitado el acceso a Internet, y todavía no existe la disposición de usar los recursos virtuales como herramientas de aprendizaje de manera total. Trabajamos con herramientas tecnológicas y nos estamos olvidando de la enseñanza y comprensión de las emociones del ser. Por naturaleza el ser humano es un ser social y con la pandemia no estamos aislando, en un futuro no muy lejano podremos observar las aspectos positivos o negativos de esta odisea.