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Según autoridades
La crisis económica profundizada por la pandemia y la paralización de la actividad productiva a nivel nacional y mundial por los confinamientos provocará una fuerte recesión del Producto Interno Bruto (PIB), que se proyecta llegue a -6,2 %, a pesar de ello, las autoridades aseguran dejar la economía estable.
El ministro de Obras Públicas, Servicios y Vivienda (Mopsv), Iván Arias Durán, calificó como difícil la gestión de casi un año del Gobierno Constitucional, encabezado por Jeanine Añez, porque pacificó una convulsión social, combatió al Covid-19, atendió las demandas sociales acumuladas y señaló que dejan un país estable, aunque no en bonanza porque la economía mundial no acaba de reactivarse.
“Al Gobierno nos ha tocado un año difícil. Al empezar, una convulsión social que había que pacificarla, luego vino la peste, la convulsión y las demandas acumuladas. No puedes cambiar 14 años, en un año, pero la gente exige y exige”, dijo Arias Durán.
A criterio de la autoridad “se deja un país estable, no diré en bonanza porque la economía mundial no acaba de reactivarse debido a la pandemia, un país con unas reservas como nos ha dejado el anterior gobierno. No hemos hecho uso abusivo de las reservas, con un endeudamiento externo como nos lo dejaron, y con una moneda estable sin devaluaciones”.
Al ser consultado sobre su gestión, señaló que fue un año de mucho aprendizaje y espera haber estado a la altura de los desafíos que planteó la presidenta Jeanine Añez.
Señaló que entre los errores cometidos fue no cambiar al personal del Ministerio que perjudicó en vez de coadyuvar a la gestión para beneficiar al país. Los motivos fueron que inicialmente se quedarían poco tiempo y luego apareció la pandemia por la que se declaró inamovilidad funcionaria con el objetivo de proteger a la ciudadanía.
La situación en la que encontró las descentralizadas como las empresas Boliviana de Aviación (BoA) y la Empresa Nacional de Telecomunicaciones (Entel) fue desastrosa porque registraban pérdida de 28,09 millones de dólares y 1.700 millones de bolivianos, respectivamente, lo que requirió un plan de salvataje con la inyección de recursos económicos.
