En conmemoración a sus 45 años de vida artística

Los 4 de Córdoba recuerdan sus célebres inicios en Bolivia

Los artistas hablaron con EL DIARIO e inmortalizaron en palabras sus experiencias en nuestro país.


FOTO TOMADA EN 1969.
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Pasaba el año 1969, cuando se consolidan como agrupación musical de folclore latinoamericano. Entonces, Víctor Hugo Céspedes, Héctor ‘Choya’ Pacheco, Américo ‘Meco’ Albornoz y Lalo Márquez llegan a Bolivia, donde graban su primer disco de larga duración y tienen tanto éxito que reciben un Disco de Oro.

Conocen a músicos amigos suyos entrañables como Los Caminantes, Los Payas, Los Chaskas, Savia Andina, Los Genios, con quienes compartieron escenario en su momento.

Ahora, a la llegada a La Paz, para la celebración de sus 45 años de vida artística, que se realizará mañana jueves 24 y viernes 25 en el Teatro Municipal “Alberto Saavedra Pérez”, contactaron, para saludarlos, a Pepe Murillo, Zulma Yugar y Gerardo Arias, amigos suyos.

Además, conversaron junto a EL DIARIO con ese acento argentino-cordobés, humor, humildad y la buena vibra que los caracteriza.

EL DIARIO (ED).- Bolivia, para Los 4 de Córdoba, ¿qué es?

Víctor Hugo Céspedes (VHC).- Para nosotros Bolivia fue fundamental en la carrera de Los 4 de Córdoba. Cuando digo “fundamental” es porque el primer país que conocimos fue precisamente Bolivia. Pasamos por Santa Cruz, luego Cochabamba. Lo que no sabíamos era que canciones como “Para que no me olvides”, por ejemplo, fueron las que nos abrieron no sólo las puertas de esta casa, sino de los lugares más inolvidables”

(ED).- En 2004 “Lalo” Márquez tuvo que dejar la agrupación por dificultades en su salud, motivo por el cual ingresó Lionel Pacheco a ser parte del cuarteto, hijo de “Choya” Pacheco.

Lionel Pacheco (LP).- Al ser hijo, yo me crie con ellos (el grupo de Córdoba) y con su música, los escuchaba en mi propia casa, además que íbamos a peñas. Luego empecé una carrera como solista. Pasó lo de “Lalo”. Ellos me dijeron que tuvieron una reunión particular, se barajearon nombres para ver quién podía ser el reemplazante y entre estos estaba el mío; me lo comunicaron y yo dije sí enseguida, primero que era un orgullo, segundo que era una responsabilidad muy linda”.

(ED).- ¿Qué canciones tocabas como solista?

(LP).- Me hice conocer con la canción del boliviano José Zapata “Acaso porque soy pobre”, posteriormente grabé “Saya de amor” y otras de Los Kjarkas.

(ED).- Como cuarteto, ¿tienen un líder en el grupo?

(VHC).- No tenemos, todos somos indios (…). “Por eso repito que Bolivia fue fundamental, porque aquí aprendimos la convivencia, saberse respetar uno al otro, saber de los silencios, saber cuándo quiere estar callado uno, cuándo quiere hablar; eso lo aprendimos de jovencitos. No te olvides que éramos muy muy jóvenes cuando vinimos a Bolivia en el 69, eso nos marcó y nos dio la pauta (…). Por ejemplo, “Meco” se encarga de la parte administrativa, cobranzas. Si hay alguien que lo tiene que pegar, lo tiene que pegar a él, si se tiene que “cobrar”, cobra él (se ríen). Por eso es que los cuatro somos indios, no hay ningún cacique, nadie es el jefe del grupo”.

(ED).- Víctor Hugo, tu esposa es cochabambina.

(VHC).- Me casé con una “cochala” y continúo después de tanto tiempo con mi señora, y además, no creo que sólo continúo, yo creo que encontré la compañera ideal. No es fácil. Él (señala a “Meco”) vive con su esposa y tienen 47 años de casados. Nosotros vinimos acá y ya hacían dos años que él estaba casado. No era fácil, repito, para la otra persona que estaba allá. Nos perdíamos dos meses. Recorríamos toda Bolivia y nos íbamos porque éramos el sustento de la casa”.

Choya Pacheco (ChP).- Y yo me casé en el 70. Es más, cuando nació mi primera hija estábamos en Cochabamba.

(VHC).- Los dos solteros éramos “Lalo” y yo. En el 73, la miré a quien ahora es mi mujer en un concierto en el Teatro Achá. Éramos de ojito alegre. Le miré, marqué apunté y tiré (ríen), y pegué. Estuvimos como cuatro años carteándonos, en ese tiempo no había ni teléfono celular, ni fax, ni mail. Era todo carta. Luego, mi señora, cuando cumplimos 35 años de casados sacó una caja con cartas mías, no las quise leer por no saber qué había escrito (…). La vida fue así. Uno se casa para siempre, es como debe ser. Hay cosas que te pueden separar, pero nos dimos cuenta que ahí está el valor de la compañera. Nosotros queríamos llegar a casa con regalos para nuestros hijos.

Meco.- “Yo tengo cuatro hijos, seis nietos, llego allá con varias valijas” (ríen).

VH.- Llegábamos con regalos. La verdad, nos costaba mucho sacrificio eso. Quizás nunca se enterarán de las cosas que tuvimos que hacer cuando nos vestíamos de mujeres y entonces salíamos en la noche a trabajar para llevar el pan a la casa (ríen todos). Muchas cosas no se enterará la esposa del sacrificio, era duro estar lejos. Pero eso sí, era lindo saber que hacíamos giras muy grandes y ellas nos esperaban

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