Escalada de la crisis económica y política

Semanas recientes de la vida del país se caracterizaron por el empeoramiento de la economía y el estallido de actos de violencia causados por varios motivos, pero en particular por la campaña electoral, cuyo centro de gravedad es el debate contra la repostulación por cuarta vez del presidente Evo Morales Ayma, pese a la oposición del voto del Soberano en el referéndum del 21 de febrero de 2016.

La escalada de la crisis económica se ha manifestado, por ejemplo, con el quinto año sucesivo del déficit comercial, que entre enero a junio 2019, en relación con el mismo lapso del año anterior, subió de 160 a 671 millones de dólares. Otro dato negativo es que el saldo de la deuda externa pública, a julio de 2019, fue de 10.600 millones de dólares con tendencia a aumentar por efecto de la balanza comercial deficitaria citada líneas antes.

Por otra parte, siguió bajando la producción de gas, lo cual determina la caída de la producción de líquidos. La producción de gas bajó de 70 millones de metros cúbicos a alrededor de 33 a 35 MMm3d, hecho que significa que se está sacando menos crudo de los yacimientos, lo cual, a la vez, significa que se tiene menos gas para la refinación y menos gasolina, la que se debe importar para el mercado. Ese estado de cosas podrá agravarse porque YPFB descuidó la tarea de descubrir nuevos yacimientos.

Otro punto amenazante para la economía es la caída de las remesas que nuestros connacionales envían desde España, Argentina y Brasil, países que enfrentan profundas crisis. Esas remesas que a junio de 2018 llegaron a 692 millones de dólares, cayeron, en relación con el año anterior, en 4.7 por ciento, sin posibilidad de recuperarse.

Otro impacto, entre otros, para el Estado Plurinacional es el crecimiento de la importación de servicios (viajes, transporte) que significó el año pasado 3.256 millones de dólares, pérdidas en la economía capitalista de Estado, etc. A todo eso se suman los enormes daños por el incendio de la Chiquitania, las huelgas de choferes, médicos, mineros, el contrabando, la corrupción…

A ese desalentador panorama se agrega el crecimiento de la crisis social con hechos de violencia, tales como los ocurridos en Santa Cruz, La Paz, Uyuni, Riberalta, Pocoata, etc., movimientos sociales dirigidos contra el gobierno, los mismos que van registrando una transformación de la cantidad en calidad, a medida que se aproxima la fecha crucial de las elecciones generales del 20 de octubre próximo y cuya postergación, como se perfila por iniciativa del gobierno, podía echar más leña al fuego.