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[Jorge Espinoza]

Proyecto de litio al garete


El proyecto de la industrialización del carbonato de litio (Li2CO3), para fabricar baterías de litio para automóviles y darle valor agregado, anda totalmente extraviado, a pesar de que fueron invertidos más de 600 millones de dólares (M$us). A este proyecto se le dio un carácter más político que técnico, pues sin tener la tecnología adecuada ni profesionales con la formación adecuada, desde que empezó el proyecto en mayo de 2008, el gobierno del MAS cometió un error garrafal al establecer que la producción de Li2CO3 iba a ser enteramente estatal y que la empresa privada solo podía intervenir en la etapa de industrialización. Como se indicó en varias oportunidades, el de Bolivia es el único proyecto estatal de litio en el mundo.

Desde un comienzo se ensalzó el emprendimiento, pese a las críticas y continuos retrasos con justificaciones baladíes. Por ejemplo, en julio de 2011 Satoshi Hashimoto, Director Adjunto del Ministerio de Economía, Comercio e Industria de Japón señaló, entre otras cosas, que “en la producción de carbonato de litio ambos (países) tienen que ser partícipes como socios, de alguna manera”. También reconoció las dificultades que existen para industrializar el litio del salar de Uyuni. “Los conocimientos y la tecnología de Japón van a poder permitir la eliminación de las impurezas, justamente para sacar un litio de alta pureza y competitivo”. La respuesta del ex gerente de la Gerencia Nacional de Recursos Evaporíticos (GNRE) dependiente de Comibol y encargado del proyecto, Alberto Echazú, fue que “nuestra institución y nuestro país cuentan con personal técnico calificado que ha permitido desarrollar un proceso tecnológico innovador y competitivo, el cual debe merecer el respeto de propios y extraños”. En noviembre del mismo año declaró que se obtendría “carbonato de litio con una pureza del 99,99% acorde a normas internacionales”.

A pesar que en 2015 se había rebajado a la mitad las producciones de Li2CO3 y de cloruro de potasio y que las altas autoridades ejecutivas estaban conscientes del tremendo retraso en el proyecto del litio por falta de investigadores calificados y de tecnología, en octubre de 2108 el ex presidente Morales dijo “Si tenemos industrias de litio, de acá a poco tiempo Bolivia va a poner el precio para todo el mundo”. En diciembre del mismo año, el ex vicepresidente García dijo “Vislumbramos para el 2019 buen año económico, la Pachamana será nuevamente generosa con los bolivianos, el litio, será el gran boom continental para los bolivianos”.

En abril de 2017 se creó Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB), dependiente del Ministerio de Energías, en reemplazo de la GNRE.

En diversos artículos que publiqué en EL DIARIO sobre el tema, indiqué que la evaporación solar para concentrar el litio es insuficiente, que la elevada relación magnesio/litio de 19/1 impide extraer un litio limpio para producir un Li2CO3 grado batería (GB), como que no se vendió ni una sola tonelada de Li2CO3 GB (pureza mínima del 99,5%), por lo que este proyecto va rumbo al fracaso. La Planta Piloto que entre 2013 y 2019 debió producir 3.360 toneladas (t), solo vendió 194 t de grado técnico o industrial. La planta industrial de Li2CO3 que se construye para producir 15.000 toneladas por año, debió ser entregada inicialmente en julio de 2019. A diciembre de 2019 había un avance financiero de 88% y un inaudito avance físico de solo 38%. ¿Cómo justifica YLB esta diferencia? ¿Existirá un atraso deliberado por temor al fracaso? ¿No será esta planta otro elefante blanco u otro caso de corrupción más?

Ya en noviembre de 2012 indiqué la urgencia de evaluar este proyecto y que la empresa privada debería intervenir en la producción de Li2CO3.En el artículo “Fracaso de los proyectos de litio y potasio” (ED 24/01/20) anoté “Han transcurrido casi 12 años con resultados negativos y sin explicaciones al respecto. Existiendo culpabilidad o responsabilidad por acción o por omisión, el Ministerio de Energías, del que depende YLB, tiene la obligación de contratar cuanto antes a una empresa internacional especializada, para realizar una auditoría técnica, económica, ambiental y social de estos proyectos. De ser necesario deberá proponer nuevas tecnologías, para que no se continúe derrochando tanto dinero.” En el artículo “Muy difícil industrialización del litio” (ED 17/06/20) mencioné varias tecnologías alternativas de extracción del litio, algunas de extracción directa. A pesar de las advertencias y recomendaciones que hice desde hace muchos años y recientemente, no se hizo absolutamente nada al respecto.

La economista Emily Hersh experta en la industria del litio y baterías, es socia gerente de DCDB Research en Argentina. Recientemente (agosto de 2020) presentó un informe titulado “Bolivia y el litio: un par reactivo” ante el Viceministerio de Tecnologías de Alta Energía de Bolivia, explicando que la estrategia del litio de Bolivia se ha construido para obtener titulares internacionales y ganar tracción política, en lugar de tomar medidas más pequeñas y prácticas para construir una industria sostenible. Dice que “Bolivia se ha apoyado demasiado en el hecho de que tiene el ‘mayor recurso’ y no ha tomado las medidas prácticas para aprovechar la oportunidad con el tiempo”.

Hersh dijo a MINING.COM: “Además del liderazgo correcto, se necesita una estrategia de comunicación que deshaga el daño de crear un orgullo nacional y una psique alrededor de esta idea de que Bolivia hará baterías enteras y vehículos eléctricos instantáneamente” y “El ex presidente (Evo Morales) creó una identidad nacional en torno a algo que es técnicamente inviable”. Ante una pregunta de si en la industria del litio hubo algún cambio con el nuevo gobierno, Hersh respondió que todo sigue siendo palabrería y poca acción y dijo “Los líderes de Bolivia tienen dos opciones: seguir haciendo grandes promesas que son técnicamente inviables para obtener beneficios políticos a corto plazo y cobertura mediática internacional, o arremangarse y ponerse a trabajar basándose en la realidad”. Ojo, líderes políticos.

Respecto a la dificultad de procesar el litio boliviano por métodos tradicionales, Hersh indicó “Los altos niveles de Mg y SO4 significan que los procesos evaporativos no son una buena opción. Significa que las salmueras bolivianas requerirán procesos de extracción directa de litio (DLE por sus siglas en inglés)” y “YLB y el gobierno boliviano entrante necesitarían contratar especialistas técnicos en DLE para desarrollar esta estrategia tecnológica”.

Por lo anotado, en el exterior existe una mejor percepción que en la ex GNRE y ahora YLB, sobre lo que debió o debería hacerse para el proceso de industrialización de nuestro litio. YLB anda extraviada e inactiva para cumplir a cabalidad sus funciones. Su inacción es tal que hasta ahora no elaboró su Memoria Anual 2019.

 
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