Grafiteros, garabateros y otros que pintan…

GRAFITEROS.- Es de conocimiento general que el Graffiti es un arte de última data en la actividad de los pintores. Estas personas jóvenes dan a conocer a través de la pintura su vocación artística, con motivos muy interesantes, aunque abstractos en su mayoría, sin embargo expresan creatividad en sus motivaciones con combinaciones de colores bien logradas. Para pintarlos buscan espacios medianos y grandes y proceden sin permiso de las autoridades pertinentes si son espacios públicos y tampoco piden permiso a los propietarios de las fachadas privadas, esta es la debilidad de los “grafiteros”.

Sin embargo la ciudadanía ve con buenos ojos estos murales que no siempre son bien entendidos, es más, pensamos que estos pintores deben querer expresar algún mensaje a la sociedad a través de sus creaciones con un estilo de pintura no inteligible. Creemos que hace falta una norma municipal para regular esta actividad, la pregunta es: ¿quién o quiénes les subvencionan económicamente por su trabajo y el costo de las pinturas que utilizan?

GARABATEROS.- Pero aquí viene lo feo y lo malo con la inaceptable actividad ilícita de los “garabateros” que sin respetar el ornato público y privado pintarrajean todas las fachadas de las casas, edificios y otros, con garabatos sin sentido, con diferentes colores de pintura. Ni siquiera respetan las fachadas de mármol, cerámica o piedra. El propietario de un inmueble haciendo sacrificios económicos hace pintar la fachada de su casa, pero al día siguiente aparece pintarrajeada con garabatos y rasgos que no se entiende, antiestéticos y desagradables a la vista.

Esta gente mala opera en toda la ciudad: en el barrio central, en el sur, en los barrios periféricos y hasta en las laderas, no se salvan de la maldad de estos antisociales que realizan su mal oficio aprovechando seguramente la oscuridad y en altas horas de la noche, además de destrozar las jardineras, las verjas y otros elementos que la Municipalidad coloca para embellecer la ciudad.

Estas personas ya no respetan ni los graffitis ni los murales pintados por artistas plásticos; los monumentos también son blanco de los garabateros que no dejan ni un espacio libre. ¿Quiénes son estos antisociales?, ¿quién o quiénes les subvencionan económicamente para realizar este trabajo repudiable?, ¿quién o quiénes les proveen de pintura, brochas y otras herramientas para consumar su delito?, ¿cuál es su objetivo? Los gobiernos municipales de La Paz y El Alto tienen la palabra para responder a este flagelo citadino.

¿Será tan complicado hacer vigilancia nocturna permanente en las calles, cuando se dispone de un batallón de agentes muy bien conformado, dotado de todos los elementos necesarios para resguardar el ornato público y privado y detener a estos malos elementos? Los agentes y las agentes municipales que a diario vemos paseando en grupos por las calles, conversando y tomando sabrosos helados y comiendo sándwiches, ¿cumplen verdaderamente sus labores? ¿No se podrá organizar grupos de agentes para la vigilancia nocturna por turnos y reprimir a los actores de estos abusos de mala fe?

Señores alcaldes, la ciudadanía les pide a ustedes clamorosamente poner freno a estos actos ilícitos, aplicando las medidas más convenientes para evitar los hechos denunciados y si no existen normas adecuadas, los gobiernos municipales deben crear leyes que sancionen drásticamente a las personas dedicadas a este oficio denigrante.

OTROS MALHECHORES.- Finalmente nos referimos a los famosos pintores de brocha gorda que en esta etapa pre electoral ya están apareciendo pintando en todas las fachadas públicas y particulares su propaganda partidaria, como los “Satucos”, “Pitucos” y de otros partidos políticos que hacen de las suyas con leyendas baratas y de mal gusto, destrozando fachadas. Este es un azote a la propiedad privada principalmente, pues nadie despinta esta mala forma de propaganda que se queda indefinidamente.

En las fachadas también podemos ver leyendas de pésimo gusto que más parecen pasquines entre grupos; luego están los “aficheros”, que pegan sus afiches institucionales, comerciales y de otro tipo en lugares indiscriminadamente, ante la pasividad de autoridades, agentes policiales y urbanos. Puertas, ventanas y vitrinas comerciales sufren este abuso permanente, sin que exista autoridad a quien recurrir.

Es de urgente necesidad, señores alcaldes, dictar normativas adecuadas y efectivas para reprimir las actividades delictivas referidas, si queremos mantener una ciudad limpia, estética, en resguardo del ornato público y privado.

El autor es abogado y ex docente universitario.