Publicidad

    


Todos Santos

Suben costos para armar una mesa



Las familias bolivianas se aprestan a reeditar la celebración de Todos Santos.

Apegadas a las tradiciones, las familias bolivianas se aprestan a reeditar la celebración de Todos Santos y recordar a sus difuntos, aunque este año y a decir de las “caseritas” el costo de una mesa subió en más del 25 %. Si el año pasado armar una mesa costaba entre 1.000 a 1.500 bolivianos, ahora ese costo se incrementó a 2.000, dependiendo de la cantidad y calidad de los mazapanes y todo cuanto debe de tener la celebración.

En una cotización realizada por EL DIARIO, se confirmó que muchos de los productos que se utilizan para la elaboración de las masitas subieron de precio.

El quintal de harina (principal ingrediente) que costaba Bs 200, ahora cuesta 220, lo mismo ocurre con el quintal de azúcar se subió de 180 a 220; en el caso del huevo la unidad se cotiza en 1 boliviano, claro que hay de menos precio y tamaño, la levadura subió de 10 a 15 bolivianos, el paquete de mantequilla de un kilo subió de 70 a 80, en tanto que el paquete del polvo de hornear que costaba Bs 50 ahora está en 55.

A ello se sumar el costo del horno, las flores, la comida de preferencia del difunto además de las frutas, las pasank’allas, coronas y otros elementos que también sufrieron incrementos en sus precios. Las tradicionales cañas de azúcar que antes se vendían en 10 a 25 bolivianos ahora se cotizan en 20.

El costo se redobla dependiendo de la capacidad económica que tiene las familias para preparar las mesas, hay muchos que destinan más de don quintales de todos los productos para preparar grandes cantidades de mazapanes que luego son regalados a quienes ofrecen una oración en memoria del alma del difunto o la persona que falleció.

“El primer año casi no se hace mucho gasto, es por eso que módicamente se invierte en algo de harina para efectuar las masitas, pero siempre con todos los alimentos en comida, frutas y hasta algunas de las bebidas que le gustaba al difunto, porque es una sola vez al año que se le recuerda con este especial motivo, por lo que debe ser con todos sus gustos”, afirmó el antropólogo Jesús Mejía.

Mientras que el tercer año, que es conocido también como la gestión de la despedida, se hace de la misma manera, pero con más abundancia y con todos los productos que se ha tenido durante los dos años anteriores, por lo que, en cuanto al monto económico que se invierte, es superior al de los dos años anteriores.

Mejía, aseguró que el armado de una mesa para recibir a las almas y cumplir con la tradición de la festividad de Todos Santos, es la significación más importante de esta festividad.

“Es esa conexión con el mundo de los muertos o los ah’ayus en una simbiosis entre lo religioso con lo pagano, del mundo terrenal con el inframundo de los muertos. Por eso las familias comen y pasan todo el día en las tumbas de sus difuntos en una conexión espiritual, pero también antropológica, pues desde tiempos inmemoriales el hombre está conectado con la vida y la muerte”, dijo.

El denominado altar está compuesto por un triángulo perfecto conformado por mazapanes, bizcochuelos, galletas, biscochos, dulces, frutas como piñas, cañas de azúcar, naranjas, comida, chicha, pisco, coca, cigarros, panes

El último piso del triángulo o altar está destinado a las t’antawawas, que simbolizan a los difuntos, se trata de mazapanes con formas humanas, viene acompañados por llamas, caballos, escaleras, y un sinfín de elementos que tiene su propia simbología.

No hay que olvidar las pasank’allas, cebollas, plátanos, sandías, naranjas, piñas, refresco, flores, coronas, además de la abundancia de comida y chicha o cerveza.

“Las t’antawawas rememoran a los niños que fallecieron en tanto que las t’antachachas y t’antamamas son para los adultos; los primeros son para varones y las segundas para mujeres. También existen las t’antaachachis, para los abuelos”, precisó Mejía.

El antropólogo explicó que Todos Santos “es un día para conmemorar a los santos y a los difuntos. En nuestros países, Todos Santos forman una unidad en cuanto a los difuntos”, es decir, se trata de un sincretismo religioso.

Refirió que el retratista Guamán Poma tiene dibujos preciosos sobre la fiesta de los muertos. El cronista vivió en esta parte del altiplano en el siglo XVI, de modo que en sus retratos plasmó costumbres locales de antes y durante su mezcla con las españolas.

El culto a los difuntos se conserva mucho más en el área rural y con muchas semanas anticipadas de preparación, esencialmente en lo referido a los elementos culinarios que son una singular característica de esta festividad.

 
Revistas
Publicidad
Portada de HOY

JPG (754 Kb)      |       PDF (483 Kb)



Cotizaciones
1 Dólar:6.96 Bs.
1 Euro:7.82 Bs.
1 UFV:2.28575 Bs.

Publicidad

Publicidad