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[Alejandro Mallea]

La verdad, aunque duela

Delincuentes mofándose de sus víctimas


“En círculos del hampa, los actos delictivos, el cinismo y otros comportamientos enfermizos de sus miembros, son algo natural, heroico, festejado y admirado entre ellos. Su lema es: Si no nos matan, nos hacen más fuertes”.

Como refleja la historia de nuestro país, en los últimos 14 años hemos soportado las atrocidades de un grupo delictivo, comandado por el cocalero fugitivo y “el Lucho” que, con base en sofismas del socialismo Siglo XXI, han dañado nuestros derechos a la soberanía, armonía y dignidad, han conculcado de manera sistemática y artera la Constitución Política del Estado, irrespetando, injuriosos, la pluralidad económica, social, jurídica, política y cultural del pueblo boliviano. En un mar de corrupciones, nos despojaron cínicamente de alrededor de 500.000 millones de dólares. A la postre nos dejaron en la indefensión en materia de Salud y Educación.

En noviembre de 2019, el pueblo boliviano, gracias al pundonor y coraje de los jóvenes, ha recuperado nuestra libertad y democracia, derrocando al tirano cocalero, con la esperanza de conducirnos a mejor futuro.

A partir de diciembre 2019, somos gobernados por un grupo improvisado de inocentes e inexpertos en política, impuesto por logias del oriente boliviano, quienes jubilosos invadieron la plaza Murillo bajo la mirada astuta de viejos políticos con pasado tenebroso.

Al hablar de inexperiencia e inocencia, dirijo el pensamiento a la Procuraduría del Estado, ministerios de Justicia, Gobierno, Economía, Órgano Judicial, Tribunal Constitucional, Contraloría de la Nación y otras instituciones que controlan el manejo administrativo - financiero de la Nación. Todas ellas a su turno tienen el derecho de investigar, establecer responsabilidades y penalizar a quienes durante tres gestiones de gobierno han promovido 1.500 casos y escándalos de corrupción, 128 asesinatos comprobados, tráfico deliberado e incautación de 400 toneladas de cocaína anuales (como mínimo), inmuebles, aeronaves, infraestructura terrestre y aérea, vehículos de toda clase y fortunas de narcos que hoy siguen operando en nuestro territorio, bajo protección del cocalero. Repasando aritmética, la tonelada de cocaína puesta en Venezuela o Cuba es de 5 millones de $US, en época baja, esto significa 28.000 millones de $US en 14 años. ¡Qué capo el “indiecito”!

Si en el tiempo que lleva el actual gobierno se hubiese sentenciado, tan solo en el 10% de los casos mencionados, entonces estarían en la cárcel 150 corruptos del anterior gobierno, encabezados por el prófugo de la justicia boliviana, allegados, ex ministros y demás pandilleros.

Como lo anterior no sucedió, queda comprobada la inexperiencia y candor de las actuales autoridades del ejecutivo, poniendo en evidencia las sentencias; “El que perdona muere” o “Para luego, ya es muy tarde”. En consecuencia, no supieron precautelar la seguridad de nuestro pueblo, al dejar libres a todos los delincuentes del gobierno anterior. Como se percibe a diario, las consecuencias son impredecibles.

Para nuestro infortunio, a partir de marzo 2020 en el mundo convivimos con una enfermedad fatal, que nos sume en incertidumbre y desesperación sin precedentes, cuyas consecuencias a nivel humano, socioeconómico y político son funestas.

Para colmo, la pestilencia de la corrupción e impunidad es insoportable cuando “el Lucho” y sus amigotes continuamente declaran: “Siempre” hemos venerado la NCPEP, respetado la independencia de poderes; luchado contra la corrupción e impunidad; enfrentado al narcotráfico; construido hospitales y escuelas; pensado en los más pobres y discapacitados; cuidado a la madre tierra; protegido nuestros recursos naturales, y otras idioteces que dañan nuestra autoestima e insultan la inteligencia del boliviano.

La indignación del pueblo se agudiza cuando los delincuentes se mofan del pueblo, intentando, dizque, recuperar “su democracia” y continuar con el manejo “óptimo” de la economía Nacional. Suena a chiste, pero da bronca, la verdad, pero están nerviosos porque tienen deudas pendientes con empresas chinas y sus propias empresas, más preocupados aún por cumplir contratos con los cárteles de México, Colombia y Cuba.

Con el botín sustraído a los bolivianos y los abundantes ingresos que poseen por el tráfico de cocaína, en plena pandemia están confabulando contra la seguridad y bienestar de los bolivianos. Señores del gobierno, no es tiempo de contemplaciones, ni pedir “por favor” a los delincuentes. Actúen con hechos y no palabras. Dura lex sed lex (La ley es dura, pero es la ley), además todos somos iguales ante la ley. Hagan funcionar al Órgano Judicial, Tribunal Constitucional y el Tribunal Supremo Electoral de acuerdo con nuestras leyes y en bien de la ciudadanía, el pueblo se los agradecerá. No podemos continuar con esta situación, que resulta una pandemia más mortal que el COVID 19.

El autor es Docente Universitario.

almamor2003@hotmail.com

 
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