Sistema Único de Salud: pobreza e improvisación

Si este gobierno hubiese pensado en tomar medidas radicales a favor de la educación o salud, tal vez otro sería el panorama que se presenta hoy, con grandes fisuras en su estructura institucional y una grave crisis en todo nivel.

Sin embargo puedo aseverar, con alguna posibilidad de equivocarme, que este gobierno no tenía los planes adecuados ante las urgencias que muestra el país, inclusive en su imaginario no existía la posibilidad de ser gobierno alguna vez, esto por la demostración de sus medidas mayormente improvisadas, en casi todos los niveles de gestión gubernamental, a lo largo de estos 13 años de ínfulas socialistas.

La implementación oportunista, electoral, del Sistema Único de Salud (SUS) a estas alturas del tiempo muestra a la ciudadanía la pobreza extrema en el que se encuentra el sistema de salud pública en Bolivia. Por ejemplo, basta ver la situación en la que están las cajas de seguros en salud, fundamentalmente la CNS, y los centros de salud, que se encuentran como en el siglo pasado.

Tanto el primer como el segundo y tercer nivel de la organización hospitalaria carecen de lógica de atención y principios de calidad en servicios y trato humano, que se cree deben estar orientados a servir a la población, actualmente en el mundo, respetando los derechos a la vida. Desde los sectores que se encargan del tema, en las esferas del gobierno, hasta médicos y ramas anexas, no pretenden salir de este retraso, no hallan cómo superar estos atolladeros y solamente les ha quedado empecinarse en el resguardo de su poder, unos en palacio de gobierno y otros en el feudo de los hospitales.

Tenemos un gobierno que va finalizando su mandato y que, contrariamente a las necesidades urgentes del país, empezó su labor construyendo canchitas de césped sintético y eso es lo que enojó a la población boliviana. Un próximo gobierno tiene el gran desafío de contemplar entre sus planes a la salud, que es fundamental para el desarrollo humano de una nación y debe estar contemplada para adoptar medidas con prioridad.

Al finalizar, podría decir que es necesario pensar en otorgar a la salud y educación un 10 por ciento en el presupuesto nacional, como algunas voces ya lo manifestaron. Esto con el objetivo principal de reorganizar el sistema de salud, pues se trata de construir una estructura e infraestructura adecuada a los tiempos actuales, con una verdadera formación de personal eficiente en ciencias médicas y humanas.

Naciones como Cuba o Argentina, a pesar de su situación crítica, no han dejado de atender a su población gratuitamente, con calidad, porque así está entre sus políticas de Estado, que su ciudadanía tenga la cabida necesaria para logar una salud de primera.

El autor es presidente de NACE ¡somos Bolivia!