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Lección positiva de Indonesia



CUADRO QUE MUESTRA A LOS PAÍSES CON MÁS PERDIDA DE BOSQUE EN 2019.
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Fuera de América Latina, el informe destaca el impacto devastador de los incendios de Australia de fines del año pasado y principios de 2020. La pérdida de bosque se sextuplicó en ese país en 2019 en relación al año anterior.

Pero también hubo buenas noticias en el caso de Indonesia, donde la pérdida de bosque se redujo por tercer año consecutivo.

El gobierno indonesio introdujo nuevas medidas tras los devastadores incendios de 2015 que tuvieron lugar fundamentalmente en áreas de turba, un tipo de suelo húmedo que almacena mucho carbono y quema con facilidad, liberando grandes cantidades de humo.

Los incendios de 2015 habrían causado más de 100.000 muertes prematuras por problemas respiratorios debido a la nube de humo que cubrió vastas regiones del sudeste asiático, según estimaciones de 2016 de las Universidades de Harvard y Columbia.

“No debemos minimizar la importancia de los esfuerzos gubernamentales luego del trauma de los incendios de 2015, que llevaron a extender una moratoria en la quema de áreas de turba y en la destrucción de bosque primario para plantaciones de palma aceitera”, afirmó Frances Seymour.

El ejemplo positivo de los cambios en Indonesia deja en evidencia por qué “el nivel de pérdida de bosques a nivel global en 2019 no es aceptable”, agregó. “Sabemos cómo combatir este problema”.

“El ejemplo de Indonesia muestra que si un gobierno da una señal clara y aplica la ley eso se refleja en el terreno”.

“Pero si un gobierno relaja las restricciones de quema de bosque y da señales de sus intenciones de abrir territorios indígenas a la explotación comercial, entonces la destrucción de bosque aumenta”.

IMPACTO DE PANDEMIA

Los autores del informe advierten sobre una nueva amenaza a los bosques del planeta: el Covid-19.

En el corto plazo, la falta de operaciones de patrullaje en el terreno puede resultar en un aumento de tala y quema ilegal, señaló Mikaela Weisse.

En el mediano plazo, el riesgo es que los países intenten estimular sus economías promoviendo industrias extractivas, como hizo Indonesia tras la crisis financiera de Asia en la década de 1990.

Pero la pandemia también puede ser una oportunidad para “reconstruir algo mejor de lo que había antes”.

En lugar de sacrificar los bosques en busca de una recuperación económica, los gobiernos deben invertir en la restauración de bosques para crear economías y ecosistemas más sostenibles, afirmó Weisse.

Y en esta recuperación pueden jugar un papel los consumidores.

“La palma aceitera, la soya, la carne, pueden tener conexiones con la desforestación. Podemos comer menos carne, saber de dónde vienen los productos que consumimos, y exigir que las compañías que los producen se comprometan en proteger los bosques”.

 
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