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Papa Francisco:

“Es urgente hacernos cargo de los que no tienen trabajo”



IMAGEN DE ARCHIVO DEL pontífice.

Roma.- El papa Francisco instó a los cristianos a levantarse del «cómodo sedentarismo» y a poner en marcha cadenas de solidaridad que asistan de forma concreta a los que la pandemia se ha llevado por delante, que «tienen hambre de comida y de dignidad», han perdido el trabajo y luchan por salir adelante.

«Es urgente que ahora nos hagamos cargo de los que tienen hambre de comida y de dignidad, de los que no tienen trabajo y luchan por salir adelante. Y hacerlo de manera concreta, como concreto es el Pan que Jesús nos da. Hace falta una cercanía verdadera, hacen falta auténticas cadenas de solidaridad. Jesús en la Eucaristía se hace cercano a nosotros, ¡no dejemos solos a quienes están cerca de nosotros!», exclamó el pontífice.

Francisco ha hecho estas consideraciones durante la misa celebrada con motivo de la solemnidad de Corpus Christi en el Altar de la Cátedra en la Basílica de San Pedro. A la celebración asistieron unos 50 fieles que han guardado las distancias de seguridad y que usaron mascarilla para reducir riesgos de contagio.

Durante la homilía, el Papa habló de la memoria sin la cual los hombres se convierten en «transeúntes de la existencia», al tiempo que subrayó la importancia de la Eucaristía que «no es un simple recuerdo, sino un hecho». «No podemos prescindir de ella, es el memorial de Dios. Y sana nuestra memoria herida», dijo. También enumeró las memorias que son nocivas: la memoria huérfana, la memoria negativa y la memoria cerrada.

El Papa hizo referencia a las personas que tienen la memoria herida por la falta de afecto y las amargas decepciones recibidas. Para sanar esta situación, hizo hincapié en el amor de Jesús, que del mismo modo que «transformó una tumba de punto de llegada en punto de partida» también puede cambiar la vida de las personas. Por otro lado, habló de la memoria negativa, que siempre hace aflorar las cosas que están mal.

«Con Jesús podemos inmunizarnos de la tristeza. Ante nuestros ojos siempre estarán nuestras caídas y dificultades, los problemas en casa y en el trabajo, los sueños incumplidos. Pero su peso no nos podrá aplastar porque en lo más profundo está Jesús, que nos alienta con su amor. Esta es la fuerza de la Eucaristía, que nos transforma en portadores de Dios: portadores de alegría y no de negatividad», añadió.

Por último, el Pontífice dedicó parte de la homilía a hablar de la memoria cerrada, que vuelve a las personas «temerosas y suspicaces», «cerrados al principio, pero a la larga cínicos e indiferentes». «Nos llevan a reaccionar ante los demás con antipatía y arrogancia, con la ilusión de creer que de este modo podemos controlar las situaciones. Pero es un engaño, pues sólo el amor cura el miedo de raíz y nos libera de las obstinaciones que aprisionan», dijo.

Finalmente, manifestó que Jesús invita a no malgastar la vida «buscando mil cosas inútiles que crean dependencia y dejan vacío». «La Eucaristía quita el hambre por las cosas y enciende el deseo de servir», concluyó. (Europa Press)

 
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