[Turco Berdeja]

OPINIÓN

Se dieron el gusto nomás


Dentro de la batería de preguntas obvias contra las cuales reniego, previas a partidos complicaditos, aparece una como contratada y es la que indaga sobre la presión en el equipo. En esta ocasión quién estaba al frente era el pájaro Escobar, capitán de The Strongest, día anterior del viaje a Potosí; respondió de una manera sincera, relajada y desde mi punto de vista inclusive provocando a quienes le prestaron atención, y ojalá hayan sido muchos de sus colegas futbolistas, una profunda reflexión.

Ante la pregunta sobre si estaban presionados antes del viaje sabiendo que un empate los coronaba campeones y bla, bla, bla, Pablo respondió:

¿Presión? Nosotros somos unos privilegiados, no podemos llamar presión a lo que sentimos, presión es la que siente un padre cuando tiene que salir a trabajar todos los días en medio de lluvia o congelándose a las cinco de la mañana. Presión es la siente un padre que no tiene qué llevar a su casa para comer, presión es la que tiene una persona con un familiar enfermo. Muchachos, esas son presiones y ninguno de nosotros vive una situación de esas, gracias a Dios estamos viviendo una alegría permanente y eso nos tiene que dar tranquilidad, ¡Plop!

¡Qué pedazo de respuesta! humana, digna, ubicada, ejemplar.

Ahí creo que radicó una de las grandes diferencias, entre muchas, que marcó a The Strongest. Un líder que tiene esa visión de la vida, nos imaginamos, transpira sensibilidad el momento de los discursos motivacionales ante un grupo que lo respeta; cuando el filo de las palabras toca tus fibras íntimas, cual poción mágica incrementa tus capacidades y duplica tus fuerzas, te hacen sentir seguro y protegido; de pronto te percatas que son 30 los que te acompañan y tienen exactamente tus mismos sueños. Todos sabemos que el respeto, así seas multimillonario de Miami, no lo puedes comprar, te lo ganas y en la mayoría de los casos, casi sin querer.

Sin lugar a dudas, esta versión de The Strongest está conformada por un grupo de obreros, albañiles y constructores de su propio destino, paso a paso fueron avanzando con la convicción de hacer realidad una utopía. Contaban con un arma secreta que les permite, solo a los elegidos, utilizarla en los peores momentos y sacarle ventaja a cualquier contrincante, esa arma que no cualquiera puede manejar, un arma que primeros los druidas, los líderes de un grupo la tienen que calibrar, si ellos no pueden, los guerreros no lo podrán hacer. Esa arma es la HUMILDAD, si desde arriba este concepto no se maneja bien, a los de abajo les será imposible entenderlo. La dirigencia del Tigre transmitió un gran convencimiento, desde el principio, hace tres años, donde el objetivo de Kurt era alejar al tigre de la zona del descenso, ¡jajajaja! me acuerdo y me río, por que en la búsqueda de ese objetivo tan básico, conseguir luego tres campeonatos nos demuestra una claridad en los objetivos a conseguir que asusta.

Siempre he admirado a los planificadores, tienen que tomar en cuenta muchísimos detalles, con el tiempo aprendí a reconocer más a los que son capaces de ajustar esa planificación los momentos precisos, Eduardo Villegas demostró una vez más que puede acomodarse hasta dentro de un dodecaedro, esa capacidad de amoldamiento es impagable.

Mañana “la sigo” con el técnico, los jugadores, la dirigencia y maaasss, mucho más.

 
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