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Cubanos en México:

Oscuro mundo de extorsiones y secuestros

> Según cifras del Consejo Estatal de Población y Atención a Migrantes (Coespo), unos 4.000 migrantes de todos lados esperan actualmente en Juárez por su turno en una lista que, hasta mediados de julio, superaba el número 17.000


LOS CUBANOS ASEGURAN QUE FUERON SECUESTRADOS Y VENDIDOS A OTRA BANDA PARA QUE PIDIERAN UN RESCATE A SU FAMILIA DE ESTADOS UNIDOS.
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Los cubanos que viajan a México manifestaron el oscuro mundo de extorsiones y secuestros que enfrentan los migrantes de la isla en Ciudad Juárez. BBC mundo recogió testimonios reveladores.

Un par de ellos volaron desde La Habana, otro desde Las Tunas, otros dos desde Chile: los cinco eran cubanos y tenían un destino compartido: la frontera sur de Estados Unidos.

Tomaron aviones, taxis y buses, subieron desde Nicaragua y, cuando llegaron a Tabasco, en el sur de México, pensaron que lo peor había terminado... Unos días más y estarían al final del camino.

"Cuando llegamos a Villahermosa, nos acercamos a un grupo de taxistas. Le pedimos ayuda y le ofrecimos US$50 para poder llegar a la terminal de buses. Hasta ese momento, todo iba bien. Ahí fue cuando comenzó todo", contó Juan M., un cubano de 31 años.

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Era de noche. El reloj marcaba poco más de las 9.00 PM cuando, según su testimonio, dos camionetas negras detuvieron el taxi. Maribel P. también iba allí con su hijo, de 19 años.

"En el momento que yo sentí que pararon el taxi, que bajaron al chofer, que oí unos tiros, ahí yo me aterroricé, agarré las manos de mi hijo y empecé a llorar", recordó la mujer, originaria de Pinar del Río, en el oeste de Cuba.

TEMOR DE MIGRANTES

El resto de la noche estuvo marcado por el temor de lo incierto: según cuentan, los metieron por el cuello a las camionetas y los llevaron hasta una casa, sin decir una palabra.

"Venían con el rostro tapado, deben haber sido unos 12. No sabemos cómo pudieron saber que éramos cubanos, que no éramos de aquí, que éramos migrantes".

Cuentan que durante las primeras horas no podían entender lo que estaba sucediendo.

"Nos quedamos pasmados, no podíamos hablar, teníamos mucho miedo, no sabíamos qué estaba pasando. Yo decía: quizás fue que nos confundieron con alguien o que nos quieren para tráfico de órganos. Uno piensa muchas cosas en ese momento", manifestó Juan M.

Era mediados de mayo y aún faltaban dos semanas para que la policía finalmente los rescatara a más de 2.500 km de allí.

Fueron encontrados junto a otro grupo de 115 migrantes en Juárez, una de las ciudades más peligrosas de México y, todavía, una de las 20 más violentas del mundo.

FRONTERA

Al otro lado, entre las montañas y las planicies pardas del desierto, está Estados Unidos: la mole de concreto del edificio de Chase, el rascacielos oscuro de Wells Fargo, los techos irregulares de los hoteles de cinco estrellas, los edificios y las escuelas de El Paso.

Cuatro puentes atestados de gente, camiones y carros conectan un país con otro, un mundo con otro, una forma de vida con otra. Abajo, en la tierra, un río, un muro de acero y una alambrada zanjan los límites.

Pero si no fuera por el cruce, por la gente que se mueve de un lado a otro, Ciudad Juárez parecería por trechos un lugar abandonado, el último vestigio de una civilización extinta, un pueblo perdido en los días recientes de la posguerra.

Casas abandonadas, calles sin pavimentar, edificios decadentes, muros derruidos, aguas negras, cloacas que exhalan un vaho nauseabund. Todo está envuelto en una atmósfera densa, cargada como una premonición.

"Juárez, por su propias peculiaridades, no era una de las rutas tradicionales de migración. De hecho, cuando las caravanas de migrantes el año pasado, nos preparamos y finalmente, no llegaron por aquí", comentó a BBC Mundo Enrique Valenzuela, director del Consejo Estatal de Población y Atención a Migrantes (Coespo).

Pero desde hace meses, la ciudad, que fuera antaño capital provisional de la República, vive un movimiento inusual: unas 20.000 personas han llegado aquí, en la ruta azarosa hasta uno de los puentes -o tal vez la valla o el río- que llevan al otro lado.

CASA BLANCA

Sin embargo, desde marzo pasado, una política unilateral de la Casa Blanca estableció que las personas que quieran pedir asilo en EEUU deben esperar aquí, hasta ser llamados al norte de la frontera.

Según cifras del Coespo, unos 4.000 migrantes de todos lados esperan actualmente en Juárez por su turno en una lista que, hasta mediados de julio, superaba el número 17.000.

Otros 8.000 han sido retornados de Estados Unidos a esperar en Juárez su turno para que una corte escuche su caso de asilo, como parte de la otra ley conocida como Migrant Protection Protocols (o Remain in Mexico, su nombre no oficial).

Pero, desde este lunes, la situación de los miles que esperan en la lista para ser llamados al otro lado se hizo más incierta: Washington anunció que solo escuchará solicitudes de asilo si los migrantes lo pidieron antes y le fue negado en otro país.

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Si un juez de EEUU no bloquea la ley en los próximos días, la gran mayoría de ellos se quedarán en un limbo sin certezas, en una de los lugares más inseguros del continente.

Diana Rodríguez, de la ONG Derechos Humanos Integrales en Acción, sostuvo a BBC Mundo que estas políticas han conllevado también que la situación de los migrantes en Juárez se vuelva cada vez más delicada y muchos sean víctimas de extorsiones o secuestros.

"Cada vez es más difícil las condiciones en las que están viviendo aquí. Es un tema que se nos ha ido de las manos y que, como están las cosas, solo puede empeorar", afirmó.

INDOCUMENTADOS PERMANECÍAN ENCERRADOS

Juan M. dijo que fue el primero que escuchó a lo lejos la conversación: del otro lado de la habitación donde los tenían encerrados, sus captores hablaban por teléfono.

"Empezamos a oír que le decían a los que le estaban hablando que si pagaban 85.000 pesos (unos US$4.000) por nosotros, le podrían sacar el doble o el triple, porque éramos cubanos y que por los cubanos la familia en Estados Unidos pagaba lo que fuera".

"Ahí es cuando le comento a la señora Maribel: A nosotros nos van a vender, no nos quieren para ellos, nos están negociando".

Los días que pasaron allí todavía son confusos en su memoria: no saben si fueron dos o tres o cinco.

"El tiempo pasaba y no sabíamos si era de día o de noche. No podíamos reclamar por comida, por nada, porque nos pateaban y nos decían que teníamos que hacer silencio".

Una noche, otras dos camionetas vinieron por ellos. "No sabíamos ni siquiera a dónde íbamos. Nos echamos muchas horas de camino. Finalmente, llegamos a otro lugar y nos bajaron. Nos entregan a unas personas y nos metieron a una habitación que estaba llena de centroamericanos. Parece que ellos habían pagado para que los llevaran a la frontera, pero por nosotros era por los que pedían un rescate".

AMENAZAS POR MENSAJES

"Yo fui a comprarme una línea de teléfono a un lugar y poco después me llegó un mensaje que si no pagaba 5.000 pesos (unos US$2.500) me matarían" (Daniel P., 26 años).

"Me monté en un taxi y el chofer trancó las puertas y me dijo que si mi familia en Estados Unidos no les depositaba 3.000 pesos (unos US$1.500) a una cuenta, no me iban a dejar ir y me iban a violar y a matar" (Odalys M., 42 años).

"Yo me tuve que cambiar el número de teléfono e irme a otro hotel, porque me empezaron a llamar y a decirme que sabían dónde estaba y que si no les transfería dinero a una cuenta, me iban a picar en pedacitos" (Yeni C., 24 años).

"Estaba buscando trabajo y una mujer me miró el cuerpo y me dijo que me podría ofrecer un trabajo sin tenerme que esforzar mucho… ya tú sabes lo que era, ¿no? (Karla B., 28 años).

CONDICIONES DE VIDA PRECARIAS

En una humilde casa de apenas tres estancias, en el norte de Juárez, Juan M., Maribel P, su hijo y otra cubana comparten una habitación estrecha y pobre sin más seguridad que una puerta rota.

Cada uno paga unos $us 50 al mes por estar allí, un precio más barato que los hoteles y hostales que llenan otros cubanos en el centro, pero con más espacio que los pocos albergues existentes, que ya no dan abasto para tantas personas.

"De aquí no salimos más que a lo necesario. Estamos aterrorizados, yo a mi hijo no le dejo salir a ningún lado, porque esa gente pagó mucho por nosotros y tengo miedo que nos estén buscando", narró Maribel P.

Aunque aseguran haber sido víctimas de un secuestro y de trata de personas, nadie les ofreció protección ni su caso ha sido seguido por las autoridades mexicanas.

Fueron liberados bajo la promesa de no ser deportado y ya para ellos fue suficiente. Su caso no es el único.

Una denuncia presentada hace dos semanas antes la Comisión de Derechos Humanos de México da cuenta de otro secuestro en el que, supuestamente, otros cinco cubanos fueron interceptados por una patrulla de policía Federal, que los entregó a una banda de Juárez.

Otras dos mujeres cubanas aseguran haber sido violadas luego de negarse a transportar drogas por la frontera.

Ricardo Realivázquez, secretario de Seguridad Pública de la ciudad, aseguró a BBC Mundo que aunque las denuncias de extorsiones se han multiplicado ante las autoridades en los últimos tiempos, no existen de secuestros.

Organizaciones de derechos humanos sostienen que la causa es el temor de muchos migrantes, cuya situación es irregular, por lo que temen a las autoridades o a ser deportados.

(BBC - Mundo)

 
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