Solsticio de invierno será recibido en varios puntos del departamento



La festividad andino amazónica del solsticio de Invierno celebra la llegada del nuevo sol que marca el fin e inicio del ciclo ritual agrícola.

Para esta gestión, la festividad andino amazónica del solsticio de Invierno, en la que se espera la llegada del nuevo sol que marca el fin e inicio del ciclo ritual agrícola, será celebrada en diferentes puntos del departamento de La Paz. El Illimani y la cumbre son parte de los centros ceremoniales que son visitados, paralelamente al templo de Kalasasaya en Tiahuanaco, informó la secretaria departamental de Turismo y Culturas, Natalia Quispe.

“El 21 de junio se realiza el WillKa Kuti y como todos los años el acto central será en el municipio de Tiahuanaco, en el templete de Kalasasaya, sin embargo dentro del departamento vamos a tener rituales en diferentes Wakas (lugares sagrados), cumbres, Achachilas (Montañas Sagradas), Taquis y en casi todas las comunidades, según las costumbres que llevaban sus ancestros", manifestó Quispe.

Este año se llevarán a cabo rituales a los pies del Illimani, en la cumbre de Asunta Quilviri del municipio de Achocalla y en la provincia Larecaja, que estarán acompañados con festivales de música autóctona.

"Desde diferentes puntos del departamento nos están llegando las notas en las que nos comunican la actividad que se tendrá para el 21 de junio y los festivales de música tradicional que se llevarán a cabo tanto a nivel municipal como provincial", explicó la autoridad.

Quispe manifestó que se espera que hasta la próxima semana se tenga un registro de todas las actividades que se realizarán en el marco de esta festividad, para realizar un cronograma que será puesto a consideración de la población paceña para fomentar el turismo en estas regiones.

"Vamos a contar con toda una gama de actividades en las que vamos a desplazar personal para apoyar la difusión de las mismas, porque no son actividades solo turísticas sino también culturales para las diferentes comunidades que además puede ayudar bastante en su desarrollo", expresó Quispe.

El 21 de junio, dentro de la cosmovisión andina es considerado como el "día cero", ya que es el fin de un ciclo y el comienzo de uno nuevo, que siempre ha estado ligado a la actividad agrícola de la comunidad y que en tiempos en el que el calendario andino era inamovible y cíclico, coincidía con el día en que el sol volvía a acercarse a la tierra después de haber tomado su máxima distancia.

"Es la fecha en la que retorna el sol, vuelve a la tierra para iniciar de nuevo, muchos le dicen el nuevo sol, que regresa para darnos energía y renovarnos en todo sentido, ese día la gente, la tierra y los animales descansan, porque es momento de volver a nacer de retornar como el sol", expresó uno de los ancianos de la provincia Bautista Saavedra, Mateo Huaqui.

Así como el día 21 de junio es considerado como el "día cero", el momento más importante es el instante en que se deslumbran los primeros rayos de sol, instante en el que el tiempo parece detenerse, ya que por un lado del horizonte se ve aun la noche la luna y las estrellas, mientras que por el lado opuesto se comienza a ver claridad en el firmamento, dejando la sensación de haber detenido el tiempo sin saber si es de día o de noche, o si atardece o amanece.

"Con el tiempo todo se ha tergiversado, ya no hay el verdadero sentido de la festividad, creo que también es culpa de las autoridades, porque para llevar más gente a estos eventos en lugar de enseñarles que significaba, les han puesto espectáculos y lo han vuelto en una fiesta cuando era una festividad y un ritual", lamentó una emigrante de Tiahuanaco, Silvia Choque.

Según Choque, desde que se ha promocionado como destino turístico, poniendo espectáculos de música folklórica y cumbia, solo se ha logrado que los jóvenes vayan a la población a ingerir bebidas alcohólicas durante toda la noche y ya no reciban las energías del nuevo sol.

Hasta hace 20 años atrás, desde la noche del 20 las personas entraban en meditación para hacer un balance de lo que había sembrado y lo que había cosechado, se esperaba en vigilia la salida del sol con fogatas para calentar la tierra que sufría la lejanía del astro que le da energía, mientras los ancianos y los amautas veían en las estrellas los eventos climatológicos que modificarían la actividad agrícola de la comunidad y con ello todo su calendario ritual.

Fue en los años 90 donde se vio por última vez estas ceremonias, que estaban acompañadas de grupos de música autóctona que en horas de la madrugada llegaban de diferentes comunidades para llenar con música ritual todo el ambiente.

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